@|Cuando leyendo las noticias que vienen desde Argentina, vemos que se habla de un proyecto para crear un mecanismo por el cual el fisco capturaría parte de la “renta inesperada” obtenida por grandes empresas a partir de las fuertes subas de precios internacionales desde el inicio de la guerra en Ucrania, en un primer momento creímos que se trataba de una ocurrencia de un humorista político, género en el cual el vecino país supo y sabe tener excelentes cultores, dignos continuadores del camino transitado por Tato Bores y Enrique Pinti y que transita Antonio Gasalla, por solo citar a algunos de los más conocidos.
Seguimos leyendo, pero, para sorpresa nuestra, las crónicas no refieren a humorista alguno, sino que los impulsores de esta iniciativa, que pretende crear una “sobrealícuota” del 15% sobre el componente “inesperado” en la renta, definido como la ganancia neta que en términos reales sea mayor a la de 2021 (ignorando que basta con que el monto imponible aumente fruto de la nueva situación, para que con las tasas actuales, aumente la recaudación impositiva), son el presidente argentino Alberto Fernández y el ministro de Economía, Martín Guzmán.
Más que ir contra la inmoralidad de que millones de seres humanos entren en riesgo y que muy poquitos ganen muchísimo con los efectos de esta guerra, parece un desesperado intento por encontrar una “inesperada” fuente de recursos que permita engrosar los ingresos fiscales; el fondo de la cuestión no se corrige, en todo caso lo que ingresaría por estos conceptos en las arcas estatales argentinas sería un poquito menos “inmoral”.
Evidentemente que, en este caso, la realidad superó al humor.