A.P.LL. | Montevideo
@|La semana pasada, ADES realizó un paro de 48 horas con ocupación en diferentes liceos de Montevideo, contra la transformación educativa que impulsa el gobierno.“¡Contra el autoritarismo! ¡Contra la administración de Robert Silva”.
Realmente me causa mucha indignación, porque estas medidas perjudican, como siempre, a los que menos tienen.
Los jóvenes que tienen la suerte de concurrir a un centro privado han tenido clases todo el año, sin interrupciones.
Por otro lado, están los rezagados que deben padecer todo aquello que determinan los sindicatos de la enseñanza, que sólo les preocupa conservar su chacrita e ir contra el gobierno.
¡Señores, dónde queda entonces su vocación de enseñar!
Quiero decirles que en nuestro país existe un mundo paralelo que muchos de ustedes y nosotros no conocemos.
Días pasados, tuve una interesante charla con una maestra que hace muchos años trabaja en una escuela de contexto crítico.
Ni se imaginan esa realidad. A los niños que concurren a ese centro de estudio hay que enseñarles primero que nada hábitos, como ser: lavarse las manos, los dientes, bañarse, aprender a comer con cubiertos, etc.; o sea lo que cualquier niño que vive en otro contexto aprende en su casa. Muchos de estos escolares el único lugar limpio y prolijo que conocen es la escuela. Una escuela que les brinda un almuerzo y una merienda, acompañados de una maestra que pondrá de sí para ayudarlos en todo lo que pueda.
Estos hábitos que antes se adquirían en la casa ahora los enseña la maestra. Y a eso debemos sumarle aprender a leer, escribir, sumar, restar, dividir y multiplicar. Quizás no mucho más que eso. Y así llegan al liceo... Y esto no es de ahora, sucede hace muchos años...
Entonces, ¿quién entiende a los docentes cuando no quieren un cambio? Parecería que nada les sirve.
Si lo de antes no funcionó démosle una oportunidad a este cambio.
La educación es la base de todo. Nuestros jóvenes son el futuro del país y somos conscientes de que hay una brecha muy grande entre aquellos que tuvieron la oportunidad de una buena formación y los otros que apenas lograron terminar un bachillerato con grandes carencias.
Por eso, ¡basta ya de paros! ¡Démosle para adelante a la reforma! El tiempo es el que dirá si fue o no un acierto.