@|En los últimos días, se ha escuchado algún actor que otro decir que los uruguayos debemos sentirnos “orgullosos” porque contamos con los denominados “malla oro” que son los que con su trabajo y constante pujanza, en principio, sacarían (mayoritariamente) al país adelante.
La pregunta al respecto es: ¿qué tiene de especial o altruista el trabajo de los “malla oro” al punto tan sublime de que el resto de los orientales sintamos orgullo por lo que hacen? Seguramente la respuesta a esta pregunta dependerá de lo que piense y sienta cada persona; por ende, hay una subjetividad implícita y respetable.
En el caso de quien escribe, no hay motivo de sentir orgullo “especial” por el trabajo que algunos empresarios realizarían con el objetivo y ánimo de lucro, lo cual es lógico y esperable dentro de una economía como la nuestra que forma parte de un mundo capitalista.
Es decir, en principio no queda claro cuál sería el motivo tan especial y poderoso que se invoca para que los que no somos “malla oro” debamos sentirnos “orgullosos” por los que lo son, y aclaro que con esto no se está siendo despectivo respecto a ellos, sino que se opina concretamente sobre algunas declaraciones que, por más que se busque, no se logra comprender en su total sentido.
Por eso, si vamos a sentir orgullo por los “malla oro” que son los que sacarían al país adelante, entonces también sintamos igual orgullo por todos los trabajadores y las trabajadoras de este país; por quienes no fueron, no son, ni serán “malla oro”, pero que sin embargo a diario ponen lo mejor de sí y aún creen en su país, muchas veces haciéndolo sin quejarse ni “llorar” por los impuestos que les toca pagar y enfrentando las adversidades con coraje y trabajo duro.
Acá nadie es más que nadie y todos estamos en el mismo barco: o todos remamos para el mismo lado o nos hundimos juntos.