Ser mujer

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@|Ser, antes que nada, existir, trascender. Ser, con dignidad, autonomía, libertad y respeto por nosotras mismas y por cada ser que habita este mundo nuestro. Ser a pesar de todo y de todos, estar, sentir, marcar diferencia, siempre. Diferencias que existen y existirán, benditas diferencias que nos hacen seres diversos, ricos y en constante renovación. Diferencias de enfoque, de sensibilidad, de pensamiento. Cuánta inteligencia, carisma, talento; cuántos descubrimientos se han perdido a lo largo de la historia por no poseer algo tan legítimo como intrínseco en el ser humano, la libertad. Cuántas poesías firmadas con seudónimos, cuántas mentes preclaras ahogadas, silenciadas y subyugadas tras bambalinas.

Hoy las reivindicaciones no pasan por la igualdad, pasan por la legitimidad de elegir aquello que se desea o se sueña, en total libertad.

No quiero ser igual a los hombres, no lo soy, soy diferente y en esa diferencia hermosa, florezco y me desarrollo más allá de los límites de un sexo u otro.

Reivindiquemos el compañerismo, el buen trato, la igualdad de posibilidades, el engranaje antes que el engranado.

Un cambio del paradigma social que mandaba a la mujer a limpiar, cuidar y cocinar. Convoquemos a educar a los varones para compartir las tareas del hogar sin sentir que están claudicando o perdiendo algo; eso es revolución, eso es evolución.

Este mundo se maneja de a dos, con hombres y mujeres de mentes Libres. Entendiendo por “libre” a quien compite con uno mismo para ser mejor cada día, sin que nada ni nadie le diga cómo hacerlo, más que su propio sentido común.

La razón, el amor y la fuerza están de nuestro lado; hagamos de ellas nuestras armas en esta dura batalla contra el egoísmo y la inseguridad.

Madres, hijas, amigas, hermanas, todas con la sincera y cálida mano extendida. Tendiendo puentes, no cortándolos, construyendo, no destruyendo, dando todo, no lo estrictamente necesario, a cada paso.

¡Esas son las mujeres del 8 de Marzo!

Mujeres con mayúscula, con el sol en los ojos y el viento en el paso. Mujeres líderando ambiciosos proyectos con mamaderas en los bolsos. Mujeres emprendedoras, ingeniosas, intuitivas y sobre todo “reales”; sacudiendo estereotipos de perfección y armonía perennes.

Quiero mujeres que griten en contra de las guerras que matan y dividen. Quiero mujeres que aboguen por sus congéneres, que luchen en contra de su burda cosificación en videos “musicales”. Quiero mujeres dignas que no busquen la zancadilla fácil.

Quiero este 8 de Marzo, mujeres de violeta sin pancartas ni rosadas ni celestes. Mujeres de verdad que no claudiquen y que vean más allá de su propia trascendencia para poder dejar un legado de progreso en una causa urgente y justa como ninguna otra.

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