@|Si una imagen vale más que mil palabras, la muestra del registro fotográfico expuesta en la Plaza Independencia de nuestra capital para conmemorar los 36 años de Democracia, promovida por Ceres y el Centro de Fotografía de Montevideo e inaugurada por el Sr. Presidente de la República y la Sra. Intendente de Montevideo, expresan con formidable y real elocuencia, este período de la historia contemporánea de especial significación para nuestra República.
Para quienes lo vivimos, nos retrotrajo a momentos únicos y particulares, en los que fuimos anónimos protagonistas de un sentir nacional del que nos sentimos orgullosos. Tanto al formar parte de aquel “río de libertad” que desde el Obelisco a los Constituyentes, clamó por el inmediato retorno a la Democracia y a los valores republicanos, como en actos eleccionarios y en las celebraciones por cambios de mando, que se han sucedido desde 1985 a la fecha. Término en el que, con impecable regularidad constitucional, se instalaron gobierno tras gobierno, de todos los signos políticos, en una saludable alternancia en el poder, para el fortalecimiento de las instituciones.
Nuestro país no conocía desde 1830 hasta ahora, de un período tan extenso de continuidad democrática del que felizmente gozamos; y cualquiera haya sido nuestra preferencia política, todos, en mayor o menor grado, hemos contribuido a la construcción de esta historia, que por cierto nos distingue, tanto en la región como en el mundo. Y la instalación de estos cubos, con esas fotografías de gran tamaño, en un espacio público tan extraordinario de nuestra ciudad, ha sido un verdadero acierto, pues a los observadores y entre ellos a los más jóvenes, se les ofrece el testimonio respetuoso de la diversidad, así como la plena vigencia de las normas jurídicas constitucionales, que han habilitado esa alternancia de los partidos políticos en la conducción de la República, sin quiebres ni sobresaltos.
Pero más aún, se brinda un mensaje frente al cual no podemos ser indiferentes, donde el respeto y la vigencia plena de derechos y obligaciones, ha sido fundamental en el mantenimiento y en la construcción de ciudadanía, propia de un Estado de Derecho.
El fortalecimiento de las instituciones -que hacen a nuestro sistema democrático y republicano de gobierno- será siempre tarea de todos y nuestra responsabilidad es conservar día a día este sistema, donde la plena vigencia de las normas jurídicas, se encuentre siempre por sobre los intereses políticos.
Lo logrado no ha sido poco, aquel “río de libertad” -en el que aún resuena la voz de Alberto Candeau desgranando conceptos de la Proclama del Obelisco, magistralmente redactada por los Dres. Enrique Tarigo y Gonzalo Aguirre- ha ido forjando la realidad de lo que hoy disfrutamos.
Nuestro país, por su estabilidad jurídica e institucional pero sobre todo por su gente, merece seguir siendo distinguido en el concierto internacional, y tomado muy en cuenta al momento de decidirse inversiones que le permitan alcanzar un desarrollo real y sostenido.
El desafío que tenemos por delante es muy grande… ojalá se tenga claro el rumbo, para lograrlo sin desfallecer y con éxito.