Tiempos de cambio

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@|El Uruguay enfrenta una inflación sistémica, ahora aumentada por factores externos, a los que la mayoría de los gobiernos le achacan la culpa de todos los males que ella acarrea.

El gobierno decidió aumentar los salarios públicos en un 2% y las jubilaciones y pensiones en un 3% a partir del 1° de julio de 2022, como una medida para compensar la pérdida del valor adquisitivo del salario.

Como primera reacción, en general, lo que se han recogido han sido críticas; más que nada porque ha sido una medida inesperada por la oposición y por algunos analistas económicos.

En mi opinión, que creo que es compartida por muchos más, esta medida no es contra la inflación sino que trata de correrla de atrás procurando que el poder adquisitivo de algunos sectores de la población no siga cayendo.

Lo que se aparenta es que se sigue manteniendo sin atacar a los factores endógenos que han mantenido a la inflación en alrededor del 7% anual, en los últimos años. La pandemia del Covid le ha costado al Uruguay alrededor de 2 mil millones de dólares, algo que se ha repartido entre mayor déficit fiscal del gobierno (que pagamos y pagaremos los habitantes del país con endeudamiento externo), caída del salario real (que afecta a trabajadores y pensionistas) y empobrecimiento de la población ocupada en trabajos informales.

A pesar de esta circunstancia, el gobierno ajustó en la medida de lo posible sus cuentas fiscales con bastante éxito y el déficit no subió, sino que, por el contrario, bajó.

¿Qué deberíamos esperar del gobierno para los próximos meses?

Que se siga ajustando el gasto público y aquí se debe atacar tanto al gasto del gobierno central, como el de los entes y servicios descentralizados y los de las intendencias y municipios de todo el país.

Es allí donde se puede actuar ya que los intereses de la deuda externa seguirán pesando y probablemente se incrementen al aumentar la tasa de interés internacional, dados los niveles de inflación en todo el mundo.

Otro gran escollo es el déficit de la seguridad social que es insostenible de no adoptarse medidas de fondo (¿cómo es posible que se destinen 7 puntos del IVA al Banco de Previsión Social y además Rentas Generales tenga que poner alrededor del 1% del Producto Interno Bruto? ¿Cómo es posible que los altos cargos cobren los salarios que tienen en todas las Cajas, incluyendo la de Profesionales Universitarios, actualmente quebrada financieramente?).

A no olvidar que la inflación, sea del origen que sea, es el impuesto más gravoso y que castiga a los que tienen menor poder adquisitivo.

Sabemos que la oposición y la central sindical se opondrán tenazmente y por ello no habría que intimidarse, sino por el contrario, actuar con firmeza y metas claras y firmes.

Y se deberá “cacarear” más fuerte para así acallar con realidades, opuestas a los relatos, de quienes procurarán reconquistar el poder.

Es aquí dónde pedimos los “tiempos de cambio”.

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