Tiempos difíciles

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@|El buen manejo de la pandemia entre marzo y noviembre de 2020, sumado al avance positivo del actual proceso de vacunación, dan al gobierno un crédito que no debería comprometer en medio del “tsunami” que ahora nos agobia.

Para evitar que la nave pierda el rumbo, se impone la pronta reconstrucción de un ámbito de concordancia con sus asesores científicos y con buena parte del espectro político y académico, en paralelo con una revisión crítica de lo actuado, evitando que se confunda la libertad responsable -convicción virtuosa- con un mantra de invocación salvadora.

Dando por bueno que superando errores y desencuentros ese escenario pueda concretarse, se estará más cerca de acordar medidas efectivas de contención del avance de la pandemia, en paralelo con la implementación de tres objetivos básicos: a) incrementar el ritmo de vacunación para acelerar la inmunidad de grupo; b) evitar que el sistema de salud para todos -patrimonio nacional- pierda fuerza o amenace colapso; y c) asegurar un respaldo eficiente para los sectores más desfavorecidos (los viejos y nuevos pobres, y los miles de afectados en áreas de comercio y turismo).

Afrontar ese “blindaje” inaplazable implica una alta inversión inmediata, pero sin fondos disponibles a la escala necesaria, la capacidad de respuesta se debilita… o se extingue.

Para evitar un desenlace de mal presagio, habrá que sumar otro punto de acuerdo político, inyectando al Fondo Coronavirus una suma importante en dólares a través de un crédito internacional, aún a costa de asumir riesgos en otras áreas... porque el incendio es ahora.

Con esos acuerdos dando sus frutos en un escenario donde las libertades no se vean comprometidas y las responsabilidades asociadas sean asumidas en los términos propios de una convivencia civilizada, al final de este tramo del camino habremos aprendido mucho. Y poniendo el hombro juntos, nos haremos mejor gente, mejor sociedad.

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