Sra. M. Villarnobo | Montevideo
@| Me dirijo a los lectores de este diario con una mezcla de asombro e indignación ante las recientes decisiones de la Intendencia Municipal de Montevideo (IMM) en materia de tránsito y movilidad urbana.
Resulta difícil comprender cómo se justifica el angostamiento de calles y la ampliación de veredas como una medida para “cuidar a los peatones”, cuando en realidad estas modificaciones solo generan más congestión vehicular y complicaciones para los conductores. Ejemplos concretos de esta situación ya pueden observarse en calles como Lázaro Gadea y Cavia, Echevarriarza y Buxareo, donde los cambios implementados han reducido significativamente el espacio para la circulación, afectando el tránsito sin un beneficio claro.
Además, se suma la sorprendente falta de empatía de la IMM con los habitantes de la ciudad al pintar cordones de rojo en zonas donde no existe ningún motivo evidente, como garajes o situaciones de peligro, en una ciudad que ya de por sí cuenta con pocos espacios de estacionamiento.
Por otro lado, resulta paradigmático el caso de la calle Libertad, donde todas las transversales convergen hacia ésta, generando un caos vehicular con largas colas para cruzar el semáforo de Libertad y Bulevar España. Además, cabe destacar que los miércoles en la calle Lamas esquina Libertad hay feria vecinal, por ende, los vehículos deben salir todos por la calle Quebracho. En lugar de facilitar el tránsito, estas decisiones parecen diseñadas para complicarlo aún más.
Por la expuesto, es necesario que la IMM revalúe estas medidas y tome en cuenta la realidad de quienes viven y circulan diariamente por la ciudad. No se puede seguir implementando cambios sin un análisis profundo de sus consecuencias y sin consultar a quienes realmente se ven afectados.