@|La planta de la mega papelera UPM, niña mimada del gobierno actual y quizás del entrante, no sólo debe recibir críticas por su indudable agresión al medio ambiente, sino que el recorrido de las vías de sus trenes, que cruzan varios centros urbanos, son un peligro latente para toda la población que los circunda.
No se crea que los sistemas ferroviarios son todo lo seguro que suponen, pues si recurrimos a sus historias, a mano de cualquier usuario de Internet, a escala mundial, prontamente se observa, no sin pavor, la entidad catastrófica que podría acaecer si alguna formación ferroviaria, por ejemplo descarrilara en los populosos barrios de Colón, Peñarol, Sayago, Prado, Paso Molino o dentro mismo del pomposo corredor portuario.
En Julio de 2013 la localidad canadiense de Lac Megantic, en Quebec, fue arrasada por el descarrilamiento de una gran formación que conducía combustible, madera y elementos químicos en su centro urbano en horas de la noche, cosa que provocó un incendio con la muerte de 47 de sus desprevenidos habitantes.
Y ciertamente que dentro de nuestra región han ocurrido desastres similares. Están a la vista.
¿Se seguirá insistiendo con los trazos ferroviarios actuales? ¿Hay alguna previsión o estudio sobre estas posibilidades? ¿O seguirá al mando de los asuntos humanos la diosa Economía?