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Un poco de historia...

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Alejandro Nelson Bertocchi | Montevideo
@|Cuando el capitán de navío Luis Roma quebró el Apartheid.

Durante 37 años, desde 1962 hasta su conclusión, cuatro grandes buques petroleros gestionados y operados por la Armada Nacional que dependían del Servicio de Buques Auxiliares de la misma, navegaron por dos océanos desarrollando una indiscutible tarea de corte estratégico para el país que debería ser reconocida por buena parte de la sociedad; e incluso puesta sobre el tapete en este mismo momento, donde se debate nuestro inmediato futuro político. Sobre la decisión oficial tomada para conducir a la desaparición de este servicio existe críticamente mucha tela para cortar en los terrenos debidos por lo que a quienes esto propiciaron les queda bastante prosa en el tintero.

Se hace plenamente comprobable, a la luz de los resultados que son imaginables asumiendo innumerables factores que darían más letra a esta carta, que el servicio que estos buques le otorgaron al país- nada menos entre otras importantes cosas, que transportar el vital “oro negro” para Ancap bajo Pabellón Nacional y sobre seguras manos- supuso algo muy beneficioso para la sociedad.

Vale anotar sucintamente la lastimosa realidad que nos muestra la actualidad marítima local, con una casi inexistente marina mercante nacional donde, justamente, el abastecimiento de hidrocarburos hoy depende cien por cien del fletamento extranjero; o sea bajo buques con bandera de conveniencia, sujetos al capricho de los vaivenes económicos.

En ese caso los petroleros ROU Presidente Oribe, los dos ROU Presidente Rivera (el primero puesto en servicio en Mayo de 1962 hasta su baja Agosto de 1977, y el segundo en servicio desde Enero de 1988 hasta Setiembre de 1999 respectivamente) y el ROU Juan Antonio Lavalleja, consumaron miles de millas al servicio público. Corresponde señalar que sus travesías también sirvieron de escuela embarcada para que numerosos civiles (por ejemplo de la UTU) cumplieran sus estudios.

En este caso existen numerosas anécdotas de sus viajes hacia el Índico, en que por alguna razón de fuerza mayor (averías, reparaciones) se debía recalar en algún puerto de África del Sur, en la ruta hacia el Golfo Pérsico.

El Capitán de Navío Luis Roma (1922-1998) fue por dos veces Comandante del ROU Presidente Oribe (este buque en su carrera navegó más de un millón y medio de millas desde 1962 a 1977) y dentro de su inagotable cantera de anecdotario marinero en una oportunidad, este marino compatriota que en su proficua carrera fue fundador del Museo Naval e integró en 1961 la delegación que repatrió los restos de Pedro Campbell desde Paraguay, nos relató un acontecimiento dado en un una entrada al puerto de Durban, en pleno reinado del Apartheid Sudafricano.

Resulta que estando el petrolero en dicho puerto se desarrolló un evento donde la autoridad local festejaba un acontecimiento oficial y se le pidió al Comandante Roma que bajara algún destacamento a participar de una parada militar, dejando en forma velada establecido que en el contingente uruguayo no hubiera “gente de color”. Por supuesto que la negativa a dicha invitación fue rotunda; una respuesta acorde a nuestra nacionalidad.

El caso fue que al final los sudafricanos no tuvieron otro remedio y entraron en razones, accediendo a las condiciones impuestas por el Comandante oriental.

Y así fue que la tripulación de un buque uruguayo, cuya denominación correspondía al segundo Presidente de esta República, que en 1837 había dado el punto final a la esclavitud en Uruguay, desfiló por las calles de aquella Sudáfrica quebrando el abominable régimen del Apartheid y mostrando a todos los allí presentes la profunda identidad de nuestro pueblo.

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