Roberto Alfonso Azcona | Montevideo
@|¿Un Uruguay para quién?
Un Solo Uruguay, que en su momento se erigió como un movimiento digno y representativo de quienes buscaban cambios, parece haberse desviado del rumbo que le otorgó legitimidad. Lo que nació como un esfuerzo ciudadano para visibilizar problemáticas y proponer soluciones, hoy parece transformado en una agrupación carente de propuestas claras, atrapada en críticas destructivas y teorías de conspiración sin sustento.
El carácter apolítico que inicialmente defendía se ha desdibujado, dejando espacio a un discurso que destila resentimiento hacia el sistema político y la democracia misma. En lugar de canalizar las inquietudes de los uruguayos hacia el cambio constructivo, se ha convertido en un espacio donde se amplifican voces sin fundamentos, promoviendo divisiones y desconfianzas.
El 23 de enero se presenta como una nueva oportunidad para este movimiento. Sin embargo, la pregunta clave es: ¿qué busca hoy Un Solo Uruguay? ¿Volver a ser un espacio serio y participativo, o seguir siendo la “mosca en la sopa”, ajena a los intereses de un país que necesita soluciones y no solo reclamos vacíos?
Primero que no se escondan tras el logo de “USU” y que respondan:
¿Quién pregunta?
Uruguay merece movimientos que sumen, que construyan y que sean parte activa de las soluciones que el país necesita. Ahora queda por ver qué camino elegirá recorrer este 23 de enero.