@|Mucho se ha escrito, hablado y legislado, en Uruguay, sobre la importancia de defender la libertad de prensa y la libre expresión de los ciudadanos en las sociedades. Pero los esfuerzos se han dirigido, mayormente, a evitar la concentración de los medios de comunicación en pocos grupos económicos, y preservar los horarios de protección infantil en la televisión.
Y nadie refiere, que yo sepa, a la muy importante responsabilidad de la ética en los medios de comunicación.
Saúl Sosnowski, Profesor de la Universidad de Maryland, College Park, asegura que “Incorporar la ética a los considerandos de las estrategias de desarrollo y hablar de educación, como también de salud, implica articular y coordinar las responsabilidades del Estado con las del sector privado y con el creciente número de organizaciones no gubernamentales”.
Y creo que esto de la ética, es de vital importancia para preservar el Uruguay de hoy, tan bien considerado en calidad democrática, libertad de prensa y otras expresiones que hablan de nuestra madurez ciudadana.
Porque, frente a ello, ¿cómo es posible que algunos de nuestros medios de comunicación e información (digitales y algunos de la prensa escrita) se presten a una colección de noticias escandalosas, morbosas, y muy poco edificantes para la población? ¿Cómo incorporarlos a las estrategias de desarrollo y de la educación?
¿Acaso esto no incide en la ética de la cultura de la población? Y voy a poner un ejemplo concreto. El 11.10.2021, un medio digital de información uruguayo, dentro de sus cinco noticias más destacadas, informaba en segundo lugar: “Aclaran caso de niño desaparecido. Su padre lo mató por exponer su escatológica intimidad”. Ocurrió en EE.UU. en 2012. Mark Redwine, de 60 años, fue sentenciado por el juez federal Jeffrey Wilson en Colorado, EE.UU., por el asesinato de su hijo Dylan Redwine, de 13 años, ocurrido en 2012. Parte de los restos del niño se encontraron a pocos kilómetros de la casa de su padre en 2013. Su cráneo no apareció hasta 2015, cuando fue descubierto por excursionistas. Tétrico, ¿no? La fiscalía expuso que Redwine mató a Dylan en un ataque de rabia luego de una discusión acerca de unas “fotos vergonzantes”. En las imágenes, el hombre aparecía usando lencería femenina y comiendo excrementos directamente de un pañal. Dylan y su hermano mayor Cory habían descubierto accidentalmente las imágenes en la computadora de su padre.
El mismo 11.10.2021, el mismo medio informaba que “en Alemania, Saskia Michalski, de 28 años, y Marcin, de 34 años, eran un matrimonio convencional con cuatro años de casados. (Ella) era feliz con su marido, se enamoró de una chica y él la aceptó. Ahora son 3 en casa”. “El trío vive junto en una relación poliamorosa”. ¡Vaya que ejemplo de convivencia!
Lo que verdaderamente me interesa es advertir sobre la tentación de buscar ratings y protagonismos a través del morbo y el sensacionalismo, que tanto mal le hacen a las sociedades que buscan su superación intelectual a través de la sana información de sus medios de comunicación.
¿Qué nos importa y aporta a los uruguayos enterarnos de estos chismes tan poco edificantes para nuestra sociedad, ya de por sí, problematizada?
Porque si el periodismo, indispensable fuente de información y eco de la libre prensa y la libertad de expresión y como parte y sostén de una sana democracia, no colabora con los considerandos de las estrategias de desarrollo y de educación, coordinando las responsabilidades del Estado con las del sector privado, ¡estamos en el horno!
¡Es demasiada la responsabilidad que, como nación, depositamos en los medios de comunicación y en su enorme penetración social, como para no exigir, al menos, la cuota de ética que preserve los valores sociales que enriquezcan nuestra convivencia!