Aniversario en marzo

Compartir esta noticia

En este mes de marzo se cumplirá un año del triunfo de la opción celeste en el referéndum por la derogación de los 135 artículos de la Ley de Urgente Consideración, ley que había sido votada por amplia mayoría parlamentaria en invierno de 2020. Es un aniversario muy importante para la Coalición Republicana (CR).

En efecto, no hay día en que distintos comentaristas y dirigentes políticos, casi siempre afines a la izquierda, no estén señalando las discrepancias y diferencias que existen entre los partidos que conforman la CR. Algunos lo hacen con la secreta esperanza de ver confirmada, de una vez por todas, una ansiada ruptura oficialista que ponga en juego la calidad de la gobernabilidad del país, con el también discreto designio de posicionar así al Frente Amplio como única opción de gobierno sin fracturas. Otros, menos izquierdistas, creen en la inminencia de una ruptura de la CR porque analizan la realidad con herramientas de interpretación propias de otras épocas, sin asumir a cabalidad el vigoroso cambio político que significó el triunfo de 2019 y la lógica republicana y parlamentarista que anima a la CR.

En cualquier caso, lo cierto es que es noticia las discrepancias y diferencias, pero no lo es tanto algo mucho más sustancial para la salud democrática del país: la profunda concordancia de los partidos de la CR en la conducción del país. Y el asunto no es menor, ya que esa concordancia, respaldada en un programa común, ha sabido atravesar las tormentas políticas más graves de los últimos años: no solamente las consecuencias sociales, sanitarias, económicas y financieras ligadas a la pandemia -y cuyo éxito debe ser destacado incluso a nivel mundial-, sino también un ataque sistemático de parte de la oposición izquierdista y desde el primer día de gobierno.

La Coalición Republicana ha sabido atravesar tormentas políticas, sanitarias y económicas, así como un ataque sistemático de la oposición izquierdista.

Ese ataque sistemático, que se tradujo, por ejemplo, en que a nueve días solamente de declarado el primer caso de covid-19 en Uruguay la izquierda sindical y política haya llamando a un caceroleo contra el gobierno, tuvo su expresión electoral más relevante en la voluntad de derogar 135 artículos de una ley que resultaba fundamental para la implementación de las medidas que habían sido plebiscitadas por la gente en noviembre de 2019.

Aquella campaña opositora hacia marzo de 2022 fue una verdadera vergüenza por la cantidad increíble de mentiras que la izquierda dijo con total impunidad: desde que se iba a privatizar la escuela pública, hasta que se multiplicarían los rápidos desalojos de inquilinos, pasando porque la policía transformaría su acción en un “gatillo fácil” permanente o siguiendo con que Antel habría de ser desguazada, fue muy amplio el conjunto de advertencias disparatadas con el objetivo de generar miedo en base a mentiras.

El pueblo, votando pacíficamente, le dijo nuevamente que no a la izquierda: como lo había hecho en junio, octubre y noviembre de 2019, y como lo había hecho en 16 de los 19 departamentos del país en setiembre de 2020.

Ese triunfo fue fundamental y merece ser recordado como se debe. La CR debiera en este mes de marzo tomar distintas iniciativas políticas coordinadas de forma de reunir a sus simpatizantes en distintos simposios y conferencias, en las que blancos, colorados, cabildantes, independientes y De la Gente puedan no solamente rememorar lo que fue la batalla proselitista por este referéndum, sino también dejar en claro que los mismos que decían aquellos disparates con tal de ganar esa contienda electoral, son los que ahora auguran los peores resultados para la reforma de la seguridad social cuyo trámite está avanzando en el Parlamento. Es más: son los mismos que en el análisis de la evolución económica del país señalaban futuros desastrosos por causa de las medidas que la CR tomaba en plena pandemia, y que ahora que el país crece y que el gobierno sigue tomando medidas impositivas en favor de las clases medias auguran calamidades tan horribles como las que con tono docto antes señalaban.

Es tiempo de subrayar políticamente lo que une a la CR en base a desafíos fundamentales que fueron superados con enorme éxito: prácticamente no hay gobierno democrático en el mundo que, sufriendo de lleno las consecuencias negativas de la pandemia, haya concurrido a las urnas y haya recibido el fuerte respaldo popular que vivió la CR en marzo de 2022. Es también por eso que en este mes de marzo importa mucho que las autoridades de los diferentes partidos que conforman la coalición se den tiempo y espacio para celebrar el primer aniversario de este triunfo clave.

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

Editorial

Te puede interesar