Las últimas semanas han mostrado cartas importantes para vislumbrar el despunte del año electoral tanto en el oficialismo como en la oposición. La Coalición Republicana ha mostrado sus matices, en particular respecto al tratamiento de la reforma del sistema de seguridad social, mientras que el Frente Amplio ha continuado con la estrategia de la obstrucción permanente mientras algunos sectores proclamaron a Yamandú Orsi, que se transforma así en el primer candidato oficialmente en carrera.
Comencemos por el oficialismo. Es indudable que la Coalición Republicana ha tenido un funcionamiento mucho más aceitado, estable y perdurable del que le pronosticaban todos los expertos en ciencia política. No solo ha llegado con una gran solidez hasta la actualidad, sino que continúa con ministros de todos los partidos, habiendo votado todas las iniciativas relevantes para el gobierno y mostrando consistencia, más allá de los naturales matices. El tratamiento de la reforma previsional ha mostrado algunas diferencias mayores, quizá explicada por varios factores, a saber; las discrepancias legítimas sobre aspectos de fondo o de oportunidad, el sentimiento de Cabildo Abierto de no haber logrado que varias de sus propuestas prosperaran y la mayor cercanía de las elecciones.
Quizá la forma de mejorar el funcionamiento de la Coalición sea conformar de una vez un ámbito de coordinación partidario, con representantes de los distintos partidos, por fuera del Poder Ejecutivo y Legislativo, que pueda no solo resolver las diferencias, sino pensar en la necesaria coordinación electoral de cara a 2024. Más allá de esto, la votación en la cámara de diputados de la reforma de la seguridad social marca un mojón ineludible. Se trata de uno de los principales cambios estructurales que propone el oficialismo, una medida de amplio alcance y de eminente responsabilidad política e institucional, algo que le resulta ajeno al Frente Amplio que finalmente es siempre antinacional y oportunista.
Más allá de las discrepancias que pueden existir, la reforma es un compromiso asumido por la Coalición en su conjunto, no solo por el Partido Nacional como declaró erróneamente el senador Manini Ríos, y todos serán responsables de su fracaso si no llega a aprobarse. Más aún, luego de más de dos años de trabajo en la Comisión de Expertos, con representación de todos los partidos, de discusión del anteproyectos con cambios introducidos por todos los partidos y de varias rondas de negociaciones en que se incorporación propuestas de todos los colores, seguir insistiendo con cambios se parece mucho más a capricho que a un tema de fondo.
Todo el mundo sabe que el actual proyecto podrá ser mejorable, pero es suficientemente bueno para no merecer mayores reparos. Lo sabe el Frente Amplio que se opone por deporte y lo sabe Cabildo Abierto que viene realizando sus aportes en la materia en los últimos años. Es tiempo de asumir la responsabilidad comprometida frente a la ciudadanía previo al último año electoral y en los reiterados acuerdos de los últimos meses. Cabildo Abierto debe votar la reforma que ya cuenta con varias modificaciones sugeridas por sus técnicos y legisladores, de lo contrario se está autoexcluyendo de la Coalición Republicana con todas las consecuencias que esto naturalmente debe tener, mucho más costosas para el partido de Manini Ríos que para blancos, colorados e independientes.
El Frente Amplio, por su parte, ha entrado en una electoralitis llena de contradicciones. Por un lado, sectores como la Vertiente Artiguista y el Movimiento de Participación Popular han proclamado a Orsi como precandidato a la presidencia de la República, mientras este mismo ciudadano sigue afirmando que está concentrado en su gestión como intendente de Canelones y no es aún precandidato. Parece que falta comunicación entre el presunto precandidato y quienes lo apoyan.
Por otra parte los sectores minoritarios que aparentemente apoyan a Carolina Cosse formaron una nueva agrupación llamada, con oxímoron incluido, Izquierda y libertad. Estos son el Partido Socialista, el PVP, Casa Grande y la lista 5005, todos sectores menores y en vías de extinción. Parece difícil que con estos respaldos más simbólicos que reales Cosse pueda ser una precandidata con pretensiones serias.
En definitiva, vemos claramente cómo los partidos de la Coalición están abocados a asuntos de gobierno que deben afrontar con éxitos para su suerte electoral. El Frente Amplio, en tanto, sin mayores argumentos, se prepara para competir con lo que tiene, que parece poco y no entusiasma a nadie.