El descanso del verano es un buen momento para plantear temas de estrategia electoral que precisan definiciones serias y consensuadas. Una de ellas, sin duda, refiere a la comparecencia de los partidos de la Coalición Republicana (CR) en Canelones y en Montevideo.
La situación en la capital es conocida. Por un lado, van dos elecciones departamentales en las que por distintas vías los partidos de la CR lograron sumar sus pesos electorales para enfrentar al Frente Amplio (FA). En setiembre de 2020, en cifras redondas ganó el FA por 456.000 votos contra 351.000 de los partidos que se presentaron en el lema Partido Independiente.
Pero ese triunfo del FA escondió una debilidad importante: los votos directos a Cosse fueron solamente 182.000, contra los 351.000 montevideanos que votaron por Raffo.
El FA sólo pudo ganar porque aplicó lo que siempre criticó de los partidos tradicionales, y que fue uno de los principales motivos para fijar su posición contraria a la reforma constitucional de 1997: la acumulación de votos del doble voto simultáneo, al lema y a los candidatos.
Desde 2020 mucha agua ha corrido bajo el puente de la capital. Hoy, el Partido Colorado (PC) ya ha señalado que se presentará con candidato a intendente propio en Montevideo, y eso es una muy buena noticia para las perspectivas electorales de la CR.
También, el mayor protagonismo de Laura Raffo a nivel nacional por ahora potencia grandemente al Partido Nacional (PN) en la capital, ya que quien fuera su candidata en 2020 sigue bien presente en la escena política del país. Finalmente, es importante que Cabildo Abierto (CA) se pronuncie en sentido similar a lo que lo ha hecho el PC: de esta forma, los tres principales partidos de la CR podrían sumar sus candidatos a intendentes a un caudal común.
Para que esto funcione, es evidente que se precisa un lema en común. Como también ya ha sido planteado por una parte del PC, se precisa una decisión política clara en este sentido, no solamente para la capital, sino también para varios departamentos del Interior.
Es así que el caso de Canelones es muy relevante. En definitiva, el FA triunfó allí en 2020 con 180.000 votos y la suma aritmética de los partidos de la CR fue de 115.000. ¿Qué pasaría si a partir de este 2023, tanto el PN, como el PC y CA deciden potenciar cada uno de ellos una figura política canaria que se comprometiera a acudir a las urnas en un lema común, con un programa trabajado en común también, y que implique desafiar claramente la ventaja electoral del FA en Canelones?
Si el intendente Orsi decide emprender el camino electoral nacional, como todo indica que así será, resulta que se genera un vacío político importante en el FA de Canelones. Hay una oportunidad a hacer valer, siempre que los partidos de la CR se tomen en serio el desafío y sean capaces de proponer un mejor gobierno para los diversos mundos que conforman la circunscripción canaria.
En definitiva, si nos atenemos a los números fríos de la pasada elección municipal, alcanzaría con que 35.000 canarios decidieran cambiar su voto para asentar un triunfo revolucionario de la CR: algo enteramente posible, cuando los 117.000 que votaron a partidos fuera del FA sabían perfectamente en 2020 que iban a una elección perdida de antemano.
El argumento que siempre se opone a este salto electoral importante es que son batallas perdidas. En efecto, se dice que tanto en Montevideo como en Canelones la mayoría está adherida con fervor casi que religioso al FA, y que todo esfuerzo de cambio terminará frustrado. Más allá del derrotismo que todo esto implica, hay aquí un error conceptual clave: los vecinos en las elecciones municipales quieren votar una gestión eficiente en los servicios básicos que cualquier intendencia debe brindar. No se trata de una cuestión ideológica, sino de constatar que las cosas se hacen bien en las tareas más cercanas y cotidianas de servicios públicos municipales.
Y es allí que se abre un escenario potencialmente exitoso para la CR.
Si los canarios y los montevideanos ven que los partidos que componen la coalición trabajan y proponen con seriedad soluciones a los problemas departamentales, es evidente que prestarán atención y que serán capaces de confiar su voto a alguno de los tres candidatos a intendentes que esa CR presente en cada departamento. Eso sí: hay que empezar con el proceso y apostar por él en serio.
Hay buenas chances de enfrentar con éxito al FA allí donde es más fuerte electoralmente. La CR tiene que actuar con responsabilidad política.