Cuando toquen a tu puerta

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Se hizo esperar pero llegó: es el mejor spot televisivo de la campaña electoral.

De una campaña que no se caracterizó por la creatividad: fue más bien mesurada, cuidadosa, siguiendo parámetros convencionales y previsibles. El spot que nos ocupa rompió esa medianía. Empezó a verse en los últimos días, mostrando manos que golpean puertas y proponiendo una locución muy aclaratoria de la disyuntiva a que nos enfrentamos los uruguayos el 24 de noviembre.

“Se acerca el balotaje y van a ir a golpearte la puerta. Te van a golpear la puerta los que nos pedían encerrarnos a todos. Y también aquellos que confiamos en la libertad responsable de los uruguayos. Te van a ir a hablar los que decían que con la LUC se iban a traficar niños. Y también los que logramos récord de adopciones y permitimos que cientos de niños tengan un futuro. Van a golpear tu puerta los que anunciaban el fin de las empresas públicas. Y los que conseguimos ganancias récord. Los que auguraban un destrozo de la economía. Y los que logramos la inflación más baja de las últimas décadas. Los que decían que iba a ser imposible alquilar. Y los que te permitimos alquilar sin garantía por la LUC. Los que gritaban que la educación pública se iba a vender. Y los que hicimos una transformación educativa histórica. Te van a golpear la puerta los que militan el miedo. Pero también te vamos a golpear la puerta los que militamos el futuro. No dejes que te paralicen. Este 24 de noviembre elegí seguir adelante. Delgado - Ripoll”.

¿Por qué es un mensaje tan importante? Por su perfecta puntería estratégica.

No solo en el sentido de que opone el país de la queja al de las realizaciones. Principalmente porque apunta en forma milimétrica al grave problema que se ha dado en anteriores balotajes y seguramente se está repitiendo en este: la gran fortaleza del FA consiste en su capacidad de militancia puerta a puerta, sobre todo en barrios y localidades donde proliferan las estructuras partidarias de emepepistas y comunistas. No de otra manera debe interpretarse que en las elecciones de 2019, a pesar de que alcanzó en octubre apenas un 39% del electorado, la candidatura de Daniel Martínez trepó varios puntos en noviembre, casi poniendo en riesgo el triunfo de Lacalle Pou.

La coalición opositora tiene una larga historia de movilizaciones militantes en instancias de balotaje. En 1999, al momento de enfrentarse Batlle y Vázquez, desplegaron una movilización que incluía la distribución de fotocopias de antiguos recortes de prensa, que identificaban falsamente a Batlle con aquella “infidencia” de antes de la dictadura.

Ni entonces ni veinte años después, cuando intentaron por todos los medios defenestrar la credibilidad de Lacalle Pou, tuvieron éxito en su empeño. Pero en 2019 estuvieron cerca, lo que dada la exigua diferencia a favor de la Coalición en esta elección del 27 de octubre, carga de incertidumbre el resultado.

Por eso el mensaje al que nos referimos da en el blanco: genera un contundente contrapeso a la presión militante puerta a puerta, esa que el FA maneja tan bien y que suma un componente de velada prepotencia. Hemos visto barrios donde todas, las ventanas de un mismo edificio tienen balconeras del FA. No hace falta ser perspicaz para comprender que habrá gente que votará otra cosa o preferirá no develar su preferencia, pero teme ser discriminada, de no cumplir con el obligatorio ritual.

Si bien la mayoría silenciosa dio vuelta claramente las predicciones de las empresas encuestadoras en octubre, nada hace pensar que tan frágil diferencia no pueda ser subsanada por el FA con una acción puerta a puerta agresiva.

El mensaje que acaba de lanzarse brinda una herramienta argumental clara para todo aquel que reciba esa imposición en su hogar: no tiene por qué quedar mal con el puntero del barrio que lo visite, pero sabe bien cómo fueron las cosas en los últimos cinco años y de qué lado estuvo cada uno.

El spot es también una advertencia a la militancia coalicionista: la de no descuidar esa actividad militante. Buscar el cara a cara con la gente común, esa que no se desayuna con “El capital” de Carlos Marx sino que vive el día a día y valora los hechos por encima del palabrerío.

Las elecciones no se deciden en la televisión ni en el celular: el convencimiento del ciudadano se gesta en el entorno familiar y en los grupos de pares: compañeros de trabajo y de estudio, amigos y conocidos.

Es importante que entienda que hay gente que tocará a su puerta y aprecie cuál milita el miedo y cuál el futuro.

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