Se cumplen en estos días cuarenta años del cierre de las negociaciones claves para la salida de la dictadura que se conocen como el pacto del Club Naval. A pesar de haber sido un momento tan importante en la democratización del país, hay motivos discretos pero muy serios que explican porqué casi nadie ha conmemorado por estos días esta fecha.
El pacto del Club Naval fue clave en el camino de la transición democrática. En él participaron las Fuerzas Armadas, claro está. Pero lo fundamental fue la legitimación que se dio del lado de los partidos políticos: el Partido Colorado asistió, porque efectivamente sostenía la tesis de que de la dictadura se salía negociando; y la concurrencia del Frente Amplio fue determinante para suplir la ausencia del Partido Nacional, y lograr así que lo allí resuelto tuviera consistencia y peso político.
Como bien declaró el Gral. Medina al finalizar las reuniones, “el Ejército sale con honor, como era nuestra esperanza”. Sobre lo que en aquel entonces se llamaba revisionismo, es decir el posible enjuiciamiento penal por hechos ocurridos durante la dictadura, agregó que “las Fuerzas Armadas no van a aceptar manoseos ni cosas que se le parezca”. Medina allí, hace cuarenta años, a vista y paciencia de los partidos políticos que acababan de pactar con las Fuerzas Armadas, fue clarísimo: se aceptará la acción de la Justicia contra los militares “deshonestos que hayan actuado por cuenta propia. Pero los que han actuado en cumplimiento de órdenes y consignas de sus superiores, esos van a merecer nuestro más amplio respaldo”.
La posición del Partido Colorado siempre fue coherente en este sentido: la negociación era necesaria para lograr que se llevaran adelante las elecciones de noviembre de ese año, que eran fundamentales para terminar con la dictadura. En esa perspectiva, el costo que el país pagó fue ir a esas elecciones con proscriptos, y sobre todo con Wilson Ferreira preso y sin poder presentarse como candidato a presidente: en este esquema, claro está, muchos podían pensar que las elecciones habrían de estar injustamente inclinadas en favor de los colorados. Además, el partido de Batlle, siguiendo una viejísima tradición sobre la cual escribió en ese año de 1984 un excelente libro el gran historiador Pivel Devoto, consideraba que la salida precisaba de un amplio manto de amnistía sobre crímenes del pasado de manera de poder salir adelante con concordia nacional.
El problema estuvo en las enormes contradicciones de la izquierda. Seguramente uno de los grandes motivos por los cuales siempre el Pacto del Club Naval queda relegado en la reflexión sobre la salida de la dictadura, e incluso, como hoy, nunca se lo tiene presente entre las recordaciones sobre nuestro pasado reciente, es que el Frente Amplio participó de él y luego distorsionó lo allí resuelto. Es que la izquierda salió muy mal parada del Pacto del Club Naval a la luz de lo que ha sido luego su actitud política, incluso en nuestros días, sobre hechos relevantes ocurridos en dictadura.
En efecto, con relación a las responsabilidades penales contra militares por delitos vinculados a los derechos humanos, la posición de las Fuerzas Armadas fue clara en el Pacto, así como la del Partido Colorado. Pero la izquierda participó de ese Pacto y nunca contradijo lo que allí “sobrevoló”, para retomar una posterior fórmula del Gral. Seregni.
Por eso fue tan llamativo para muchos que inmediatamente iniciada la democracia en 1985 el Frente Amplio emprendiera campañas en contra de la impunidad contra los militares; que llevara adelante su feroz campaña contra la ley de caducidad de 1986, que en definitiva surgió para recoger, en algo corregido, lo pactado por colorados y por frenteamplistas en el Club Naval; que luego de ratificada la ley por el pueblo en abril de 1989, parte del Frente Amplio condujera una campaña para su anulación en 2009 (que no alcanzó los votos necesarios); y que terminara por derogarla por vía parlamentaria, a pesar de haber participado del Club Naval en agosto de 1984 y de las dos ratificaciones populares de la ley en espacio de veinte años.
Del otro lado, el Pacto del Club Naval fue siempre duramente criticado por los blancos. La gran mayoría de ellos, incluso cuarenta años más tarde, sigue considerando que fue una mala salida con consecuencias dañinas morales y políticas a largo plazo para el país.
En cualquier caso, sea cual fuere la visión que se tenga, no hay duda de que es un pacto fundamental en la historia nacional.