De resistir el archivo, a celebrarlo

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Es verdad que las redes sociales aportan bastante toxicidad al debate político, por esos algoritmos que son muy eficientes en lo comercial (incentivan la interacción y con eso multiplican los ingresos por publicidad para su propietario) pero absolutamente perversos por su capacidad de obstaculizar consensos sociales.

Sin embargo, también es cierto que se trata de una herramienta que ha permitido que muchos usuarios compartan viejos archivos periodísticos, algunos de los cuales asumen una inesperada vigencia con el paso del tiempo.

Tal fue el caso de las responsabilidades en la crisis hídrica que atraviesa nuestro país.

Cuando los montevideanos empezamos a sentir en nuestras casas lo que la gente del medio rural venía padeciendo desde mucho tiempo antes, la oposición no perdió la oportunidad de usarlo como un nuevo látigo con que golpear al gobierno. Antes lo acusaron de la crisis económica generada por la pandemia, entonces ahora, ¿qué les costaba endilgarle también la sequía?

Pero no contaban con el efecto boomerang: sus propios líderes históricos reconocieron haber pateado esa pelota para adelante. José Mujica dijo, en uno de sus sincericidios, “nos dormimos”. Danilo Astori, por su parte, con tono más académico pero no menos autocrítico, admitió a este diario que “muchas veces realizamos gastos que superaron las posibilidades fiscales del país. Muchas veces quizás no se eligieron las mejores prioridades, y por eso digo que además de gastar mucho se gastó mal”.

A eso se sumaron las advertencias que en su época formuló Fernández Huidobro, desestimadas incluso con tono burlón por su partido. No faltó una vieja declaración del entonces vicepresidente Sendic, que reconociera que “los dos primeros años (del gobierno que compartió con el presidente Tabaré Vázquez) serán de cierta cautela en el gasto, apuntando a áreas que quedaron más postergadas, como las inversiones que tiene que hacer OSE. Si a mí me preguntan qué es lo prioritario, yo creo que es mucho más importante que tengamos una buena infraestructura, que hacer urgente el Antel Arena”.

Cuando los montevideanos empezamos a sentir en nuestras casas lo que la gente del medio rural venía padeciendo desde mucho tiempo antes, la oposición no perdió la oportunidad de usarlo como un nuevo látigo para golpear al gobierno.

Fue mucho fuego amigo junto, de golpe, lo que obligó a la intendenta y precandidata Carolina Cosse, alma máter del conflictivo estadio, a responder a una periodista que “a mí lo que me parece prescindible es esta discusión”, defendiendo que su obra faraónica no lo era. Para fortalecer una posición que resultaba más que endeble por su limitada retórica, puso en escena a quien está fungiendo como su experto en materia económica, Pablo Ferreri, quien calificó al debate entre invertir en agua potable o en el Antel Arena como “falacia de falsa oposición”. La verdad es que no lo es en absoluto. Es así, tal cual, una oposición verdadera y cristalina entre dos destinatarios distintos de inversión de recursos públicos.

Pero sin duda, la declaración de archivo más concluyente sobre el tema, provino de un protagonista de la política uruguaya de los últimos 50 años que ya no está entre nosotros: nada menos que el expresidente Jorge Batlle. Alguien posteó un video de esa época donde el Dr. Batlle, con el tono irónico que lo caracterizaba, dijo textualmente: “Y bueno, elijo otros destinos para cosas que no pueden demorarse. Se puede demorar la construcción del Antel Arena y no se puede demorar el mejoramiento del agua potable”.

No es la primera vez que ocurre: cuando vuelven a la luz estos segmentos televisivos, reaparecen advertencias de quien, muchos años después de su partida, sigue mostrándose tan razonable como profético. El presidente que, junto con el inolvidable Alejandro Atchugarry, logró sacar al país de la crisis exógena más grave de su historia, es el mismo que hoy sigue dando lecciones de probidad política desde el pasado.

Por eso el famoso archivo no importa solamente para “resistirlo”, como se dice habitualmente, aludiendo a las contradicciones en que incurren las personas con el paso del tiempo. La gente tiene derecho a cambiar de posición en la medida que lo pueda fundamentar. Lo importante es celebrarlo, descubrir en el pasado las voces que debíamos haber escuchado y que de haberlo hecho, sin duda habríamos resuelto muchos problemas del presente.

Es una importante lección para los que tienen pretensiones refundacionales y negadoras del devenir histórico. Vaya si será importante beber una y otra vez en la fuente de quienes nos antecedieron, para encontrar las claves de los grandes desafíos que el país debe enfrentar.

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