Del Fusquita a la Ferrari

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Si algo debe reconocérsele al senador Sebastián Da Silva es su eficacia como comunicador político. Los más memoriosos recordamos sus punzantes columnas de opinión en El País, cuando aún no había iniciado la carrera de legislador.

Al día siguiente de la derrota electoral del 24 de noviembre, pronunció una frase muy ingeniosa: “Es el momento de Yamandú Orsi ahora. Es el momento de que tome una Ferrari con cuatro cubiertas nuevas que le vamos a dejar. Que haga un curso de manejo y que la sepa manejar bien por el bien de todos los uruguayos”.

Allí instaló una metáfora que viene dando que hablar en este primer mes del nuevo gobierno. Diversos dirigentes frenteamplistas pusieron en duda la calidad de la Ferrari, pero quien picó más grueso fue el prosecretario de Presidencia Jorge Díaz, quien replicó en el programa radial En perspectiva que “nos dijeron que nos entregaron una Ferrari, pero ahora resulta que la Ferrari está fundida, chocada, la pintura está rayada y no anda”. La siempre inefable senadora Bettiana Díaz echó más leña al fuego: “es una Ferrari que está complicada, que tiene un choque. El único mecánico que puede arreglar esto es el Frente Amplio”, tal vez aludiendo a cómo arregló su partido los cachilos de Pluna, Ancap y el Fondes, siempre a cuenta del bolsillo del contribuyente. Mecánico carero si los hay.

Allí es donde entró a tallar uno de los más agudos analistas políticos del país, que no es un politólogo sino un humorista: el siempre ocurrente Carlos Tanco. A través de su personaje Darwin Desbocatti, hizo notar que Díaz fue poco oportuno al adjetivar como fundido a un país que es nada menos el que está empezando a gobernar él mismo.

Uno de los seres humanos más pacientes de que se tenga memoria, el ministro Oddone, se vio obligado a salir a desdecir al superdirigente frentista (futuro ministro de Justicia y también del Interior en las sombras, dada su influencia sobre Carlos Negro), aclarando que el país no está fundido: “No hago comentarios de otras personas que hayan hecho comentarios. La situación económica del país es la situación de un país sólido, que tiene grado inversor, que tiene una economía que funciona”. Tiró un par de pálidas para no dejar a Díaz en tan falsa escuadra, pero agregó enseguida que “sabemos que el país goza de muy buena reputación a nivel económico y esas son las razones por las que somos captadores de inversiones extranjeras y domésticas, porque es un país confiable”. Qué difícil la tendrá este jugador, en un cuadro donde todos los demás apuntan al gol en contra.

La famosa metáfora tiene para nosotros una linda interpretación histórica. Porque en cierto modo, si el gobierno saliente deja una Ferrari con las cuatro cubiertas nuevas, no resulta difícil simbolizar al ciclo frenteamplista con el fusquita celeste del expresidente Mujica. Fue el emblema perfecto de un período de hondas adhesiones emocionales pero escasa velocidad para el progreso. El Uruguay Fusquita anduvo bien mientras las carreteras del comercio internacional estaban despejadas. Aceleró más de lo debido descuidando los motores de su economía y ahí fue que se fundió. Fundió Pluna, fundió Ancap, fundió velitas encendidas al socialismo con recursos públicos, generó desocupación, incrementó el déficit, y poco o nada pudo hacer el contador Astori, como ministro del segundo gobierno de Vázquez, para desfacer tantos entuertos. En 2019, una ciudadanía harta de improvisaciones y promesas demagógicas insustentables le dio una oportunidad a la naciente Coalición Republicana, que en solo cinco años y con viento en contra, convirtió al Fusquita en la Ferrari de un récord de más de 100.000 nuevos puestos de trabajo, una reducción de 4 puntos en la informalidad laboral y la inflación más baja de la historia reciente.

Como el pobrismo es parte constitutiva del alma de muchos ciudadanos, siempre un autito destartalado cae más simpático que una Ferrari; entonces, ordenada la economía de aquel zafarrancho, volvió a dar la conducción del país a quienes solo son buenos agitando banderitas.

Es recomendable ver el video completo del reciente desayuno de Búsqueda con el ministro Oddone. Uno de los periodistas le dice en un momento, entre risas, “viste que por la Ferrari no te preguntamos, nos portamos bastante bien”. Y cuando se inquiere al ministro sobre sus cortocircuitos permanentes con el populismo mayoritario del FA, sale del paso con una graciosa tautología: “Dejame que te lo conteste así. Soy frenteamplista y los frenteamplistas somos frenteamplistas”.

De eso no caben dudas.

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