El candidato importa, su plan también

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Se empieza a escuchar un moderado ruido por las elecciones departamentales, que por el momento se concentra en las cúpulas partidarias. Lo que hay es una danza de nombres. Algunos que parecían interesantes ya dijeron que no. A otros, se les dijo que no. En el interior, los partidos o los intendentes que buscan la reelección no se sienten tan confiados como antes. Los resultados de la elección nacional muestran que aquello que parecía bien atado, no lo estaba. El Frente hizo un buen trabajo en algunas zonas y eso obliga a blancos y colorados a despertarse ante la realidad.

Es verdad: no es lo mismo una elección nacional que una departamental. Los intereses y motivos son distintos y por eso es saludable que se desarrollen separadas en el tiempo. Sin embargo, hay preocupación y algunos dirigentes blancos que desdeñaban la importancia de la Coalición Republicana en sus departamentos, empiezan ahora a valorarla.

En Montevideo, mientras tanto, la Coalición y el Frente barajan muchos nombres, pero por ahora hay solo dos que parecen firmes. El de Martín Lema y el de Mario Bergara. Sobre los demás, se especula mucho y poco se confirma. En filas coloradas (que vota dentro del lema de la Coalición) sonó el de Washington Abdala, quien ha sido un activo embajador uruguayo ante la OEA. Algunos ya lo descartaron, pero sigue siendo un nombre atractivo.

Es bueno que colorados y blancos compitan entre sí y, a la hora del recuento final, sumen sus votos. Es lo que el Frente Amplio ha estado haciendo con éxito. Para las elecciones departamentales cada lema puede presentar hasta tres candidatos y, si bien no hay internas, algunos nombres deben descartarse para que sólo sean tres. Gana el candidato más votado del lema, quien obtenga la mayoría, sea absoluta o simple.

Por primera vez en mucho tiempo, las encuestas muestran clara desconformidad con la gestión frentista, que por cierto es pésima. No obstante, si nos atenemos a lo que viene pasando desde que Vázquez ganó la Intendencia en 1989, el votante decide más allá del dato de las encuestas. Un número grande de montevideanos se queja de la basura y de las malas condiciones en que está la ciudad, pero llegado el momento, vota al candidato frentista cualquiera sea.

Ante esta realidad, la campaña es un desafío para la Coalición. Martín Lema es un buen candidato, pero no alcanza con eso. Laura Raffo también lo fue. Sin embargo le ganó quien terminó siendo la peor intendenta desde que se inició esta saga frentista en Montevideo. No es solo una cuestión de nombres, es también una forma bien pensada de cómo encarar la estrategia electoral y cuál debe ser el mensaje.

¿Cuán bien deben conocer Montevideo? ¿Cómo deben encarar sus muchos problemas? ¿Qué obras públicas deben priorizar, qué avenidas ensanchar, qué plazas mejorar, qué arbolado renovar y mantener, qué pozos tapar? ¿Qué canalización mejorar señalizar? ¿Cuáles son las reales prioridades de cada barrio y, en especial, en los más postergados? ¿Cómo hacer de Montevideo esa ciudad linda que nunca termina de serlo? Su plan debe ser el mejor para resolver de una buena vez el tema de la limpieza: que implique una clara mejora y acciones para terminar con la práctica de los hurgadores y con la conducta de vecinos irresponsables. Eso implica vigilar y reprimir. ¿Se animará el siguiente intendente a hacerlo?

Si todo está bien pensado y bien ejecutado, en poco tiempo el tema de la basura debería quedar resuelto. Ahí es cuando empieza a importar todo lo demás. No solo hay un problema de basura, sino también de suciedad generalizada, de veredas rotas, de calles que no soportan el tránsito, de plazas descuidadas, de avenidas que hace años demandan ser ensanchadas, de hacer las cosas con calidad y buen gusto para que la ciudad sea menos hostil (y vaya que lo es), más funcional y realmente linda.

Los proyectos coalicionistas deben seducir al montevideano, apelar a su imaginación. Que la gente “vea” que con ellos se vivirá en un Montevideo distinto y mejor.

Las propuestas, además, tendrían que cumplirse en los cinco años que les toque gobernar, si es que ganan. Al terminar su gestión, la ciudad debe lucir profundamente transformada, si no, todo dará igual.

Los nombres importan, sin duda. Lema es un gran candidato y su trayectoria lo avala. Es de esperar que los colorados también propongan a alguien de peso.

Pero el nombre sólo no alcanza. Es imprescindible que venga acompañado de una propuesta de fondo que devuelva a los montevideanos su amor por la ciudad.

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