El caso de Maldonado

Si hay un departamento al que se le debe prestar mucha atención es Maldonado. Porque allí convergen cambios demográficos, económicos y sociales muy importantes, y lo interesante es constatar cómo su comportamiento electoral es completamente distinto al del resto del país.

En primer lugar, Maldonado es un polo de atracción económico para toda la región. Es en Punta del Este en particular y en Maldonado en general en donde se verifican oportunidades de trabajo, inversión y crecimiento muy superiores al resto del país. El motor principal ha sido el turismo, pero con él también ha crecido la inversión inmobiliaria y los servicios que se van asociando a ese crecimiento, en salud y en educación por ejemplo. Cualquiera puede constatar cómo se ha desarrollado la trama urbana de Maldonado y cómo ha ido creciendo también la población que, de manera temporaria o definitiva, termina instalándose allí para aprovechar las oportunidades de trabajo en verano o para radicarse todo el año.

En segundo lugar, ese empuje económico, que en gran parte se nutre de inversiones extranjeras, se ha traducido por un crecimiento demográfico notable: la población allí fue la que más creció en todo el país entre 2011 y 2023. En cifras absolutas: pasó de 132.000 personas en 1996, a 213.000 en 2023. Maldonado es además donde reside más gente nacida en otros departamentos del país, casi 50% del total, y esa es la muestra más clara de su capacidad de atracción y crecimiento. También, es el departamento en el que el porcentaje de extranjeros es mayor: casi 6% del total. Si durante décadas Montevideo fue el polo de atracción demográfico y económico nacional, importa entender que eso cambió radicalmente: hoy, el departamento atractivo, que recibe inversiones, brinda oportunidades de trabajo, crece demográficamente y aparece pujante, es Maldonado.

Así las cosas, importa tener claro que en ese contexto tan particular y distinto al del resto del país, el comportamiento electoral también es muy diferente. En octubre de 2024 y redondeando, en Maldonado ganó el Partido Nacional con 49.000 votos y el Frente Amplio (FA) recibió cerca de 46.000. Pero la diferencia entre los partidos de la Coalición Republicana (CR) y el FA fue abrumadora, ya que tomada en su conjunto la CR recibió 81.000, es decir que estuvo a solo 11.000 votos de duplicar a la izquierda: una paliza de votos fenomenal.

Se podrá decir que esta forma de votar es clásica de departamentos del Interior en donde el FA no recibe tantos apoyos.

Y si bien es cierto que efectivamente los blancos en particular votan relativamente mejor en el este del país que en otras partes, la verdad es que Maldonado, por sus características de crecimientos y cambios que señalamos, es un laboratorio formidable para analizar lo que de verdad ocurre con los uruguayos al momento de elegir sus gobernantes. En efecto, cuando hay pujanza y desarrollo, y cuando se constata que se puede salir adelante en base al esfuerzo personal que da réditos, las opciones preferidas se hacen en favor de los partidos de la CR.

La mejor ilustración es la forma en la que votan los jóvenes. En el balotaje de noviembre pasado, cuando hubo que elegir entre dos rumbos distintos para el país, los jóvenes que votaron por primera vez lo hicieron en un 55% del total en favor de Orsi, con un pico alto de casi 61% en Montevideo. Pero en Maldonado el resultado fue exactamente el opuesto: solamente el 43% de los jóvenes que por primera vez votaron en este ciclo electoral prefirió allí a Orsi.

Este dato es clave. Porque a pesar de que hace meses ya que se conocen todas estas cifras del censo y de las elecciones, nadie ha dicho lo obvio que se desprende de ellas: cuando en un lugar hay esperanza de ascenso social real, la gente migra hacia ese destino geográfico; y en ese marco cultural y social general, la preferencia electoral es muy mayoritariamente favorable a la CR y a los blancos en particular. Incluso más, allí en donde los jóvenes mayoritariamente se inclinan a votar por el FA, que son las circunscripciones más urbanas del país -Montevideo, Canelones, San José, Salto, Paysandú y Colonia- está la excepción notable de Maldonado, que a la vez que capta población de todas partes, apuesta por seguir el rumbo menos estatista y más favorable a una economía de desarrollo y crecimiento a través de inversiones privadas y pujanza empresarial.

El caso de Maldonado no es excepcional. Es la ilustración de por dónde pasa el rumbo de la prosperidad económica, y del triunfo político de la CR.

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