El nuevo Gran Hermano

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Coincidiendo con el incipiente furor de una nueva edición de ese extraño programa argentino, que despierta incomprensible pasión en Uruguay, estamos comenzando a ver los primeros destellos de un Gran Hermano algo diferente. Nos referimos al “juego” de intereses, traiciones, y manipulación en el núcleo de poder del nuevo gobierno frenteamplista.

A pocas semanas de la victoria electoral del Frente Amplio, o la derrota de la Coalición Republicana de acuerdo a como usted quiera verlo, ya comenzamos a percibir cuales serán las narrativas que marcarán los entretelones de este juego.

La principal, como no puede ser de otra manera dado el peso electoral que le entregaron las urnas, es ver cómo evoluciona el Movimiento de Participación Popular. Se trata de un sector ya de por sí difícil de encasillar, y al cual las incorporaciones de último minuto de figuras como Cristina Lustemberg o Blanca Rodríguez, hacen más complejo de leer.

Con un agravante, la situación de su líder natural, José Mujica, cuyos años y salud delicada lo apartan lenta pero inexorablemente de la primera línea de decisión. ¿A qué evolucionará el MPP sin Mujica?

Por ahora, la figura que “canta los tantos” en el MPP y en el gobierno es Alejandro Sánchez, nuevo secretario de Presidencia. Alguien opaco, de discurso ambiguo, que nadie sabe muy bien dónde se para ideológicamente. ¿Será más cercano a los “duros” compañeros de generación del sector? ¿Habrá madurado su pensamiento político? ¿Se dedicará a acumular poder o a empujar una agenda ideológica?

Todas preguntas que empalidecen cuando se comparan con la principal. ¿Cómo será el vínculo con el presidente Orsi? Porque durante la campaña quedó claro que Orsi era un poco el mascarón de proa. Pero en cada reunión con empresarios, o a la hora de definir cosas importantes, el que tomaba el micrófono era Sánchez, mientras Orsi asentía con la cabeza. ¿Se mantendrá esa dinámica una vez que el exintendente se ponga la banda presidencial? ¿Aceptará el mismo rol de figurante que tuvo en la campaña?

Hay allí en Presidencia otra figura que jugará su propio juego de poder. Y es el exfiscal de Corte, y ya nombrado prosecretario de Presidencia, Jorge Díaz. Una personalidad compleja, con valores éticos muy exclusivos (si es que los tiene), y que ha demostrado en cada cargo que ha tenido que su única prioridad es su ambición personal. ¿Cómo encajará en esa “casa” que es la Torre Ejecutiva? ¿Se limitará a fiscalizar la legalidad de los actos administrativos tal cual es su rol, o lo usará para potenciar su insaciable sed de figuración y protagonismo?

Después tenemos a la jugadora a quien tocaron las peores cartas en este juego. Hablamos de la vicepresidenta Cosse. Difícil imaginar a alguien que se sienta menos a gusto con el rol que le han atribuido las urnas para estos 5 años. Desde la Siberia que puede ser la presidencia del Senado, en un período con mayorías propias, habrá que ver cómo hace Cosse para mantener la visibilidad, un esquema de poder, y la paciencia. Si ya posaba con cara de malvada de Disney en ca-da discurso de Orsi en campaña, ¿alguien se imagina lo que va a sufrir esa mujer con cada intervención interminable de Sergio Botana, Tabaré Viera o Felipe Carballo?

El otro costado donde será interesante ver cómo le sale el juego a Cosse es en la distribución de ministerios. ¿Será que el MPP le concederá algún área donde pueda acomodar a su nutrido equipo y mantener poder para un nuevo intento a la Presidencia?

Por último, entre los jugadores oficialistas, será clave analizar cómo mueve sus fichas el Partido Comunista. ¿Le darán el Mides tal como reclaman sus dirigentes? ¿Será que Andrade vuelve a asumir protagonismo? ¿Veremos el renacer político del juvenil Juan Castillo? ¿Cómo usará sus sindicatos afines el PCU para presionar en búsqueda de poder?

Claro que los jugadores en este período que comienza el 1° de marzo no son solo frentistas. Será clave ver cómo se mueve, por ejemplo, el aún presidente Lacalle Pou. ¿Asumirá su banca? ¿Actuará como líder de la oposición desde el día uno, o se retirará a ver cómo se acomodan las piezas tras la derrota? ¿Quién mandará en el Partido Colorado? ¿Qué hará Cabildo Abierto? ¿Tiene futuro el Partido Independiente?

Todas estas preguntas, y varias otras, comenzaremos a responderlas el 1° de marzo. Ahora para tener claro el ganador, habrá que esperar un plazo más largo, durante el cual los imprevistos que siempre dominan la política, serán el insumo que defina quién gana y quién pierde.

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