Lo publicó Búsqueda en su edición de ayer, pero era un secreto a voces: según un dirigente de Convocatoria Seregnista Progresistas -el último reducto socialdemócrata de un FA radicalizado-, la candidatura de Mario Bergara “no prende” y su permanencia será reevaluada en febrero.
Era una constatación que se iba afirmando encuesta tras encuesta, en las que se han ido afianzando las candidaturas de Orsi y Cosse, representantes respectivamente de dos sectores en tradicional tensión con el astorismo: el MPP fundado por Mujica y el Partido Comunista.
El puntapié final al tablero lo dio el exjerarca del MEF y de OPP Pedro Apezteguía, cuando hizo circular una carta entre la dirigencia frentista y a través de la plataforma change.org, promoviendo la candidatura a la Intendencia de Montevideo del líder de Plataforma, el exministro Álvaro García. La iniciativa echa por tierra la estrategia del ala astorista de posicionar a Bergara a través de la precandidatura a la presidencia y con ello allanarle el camino para postularse a intendente en 2025.
Pero los números no le dan y en la evolución de las encuestas, su intención de voto decrece.
No son casuales entonces las audaces -y por momentos inentendibles- operaciones mediáticas que Bergara ha venido realizando en los últimos tiempos. Desde integrar el staff de un programa televisivo de entretenimientos con disfraz y todo, hasta una desafortunada sucesión de tuits que parecían responder a la consigna de “lo importante es que hablen de mí, aunque hablen mal”. Habiendo podido transitar él solo por la ancha vereda de opinión centrista, cuyos votos son definitorios en las elecciones nacionales, se la jugó en cambio por arrimarse a las consignas radicales, en el entendido de que así resultaría competitivo en el casco duro del frenteamplismo, posible mayoría en los comicios no obligatorios de las internas.
Con ese talante, terminó saludando el aniversario de la revolución cubana, para oprobio de los miles de migrantes que proceden de esa castigada isla. O, pretendiendo combatir la famosa grieta, definió a los sobrevivientes de los Andes como “muchachos de élite”, a pesar de lo cual habían sido heroicos. Debió admitir después que el mensaje no había quedado bien escrito.
Tras cartón, Bergara intentó generar otro hecho político en estos días, proponiendo una cumbre multipartidaria sobre seguridad pública. Tal vez olvidó que esa fue una iniciativa del gobierno efectivamente implementada el año pasado, donde el delegado frenteamplista Gustavo Leal se limitó a callar adentro y criticar afuera (nada diferente a lo que habían hecho antes los representantes de la izquierda en la comisión que elaboró la reforma previsional).
Estos mensajes contradictorios o desinformados sin duda colocaron a Bergara en los noticieros prácticamente todos los días, pero no le hicieron un gran favor a su aspiración de posicionarse como un candidato creíble.
La reacción de los otros sectores frenteamplistas que integran Convocatoria Seregnista Progresistas, por tanto, no se hizo esperar.
El único matiz que el precandidato mostró respecto a los sectores dominantes del FA tuvo que ver con su rechazo a la demencial recolección de firmas que impulsa el Pit-Cnt. Es loable su honestidad intelectual a ese respecto y también comprensible, porque a diferencia de sus adversarios en la interna, sabe de economía y es consciente de que un triunfo de semejante propuesta condenaría al país a un desastre sin precedentes.
A esta altura, quienes observamos la supremacía de extupamaros y comunistas en la interna del FA, según las empresas encuestadoras, nos preguntamos quién allí dentro va a levantar las banderas del astorismo, quién y con qué respaldo va a defender la previsibilidad macroeconómica, quién va a ponerse de punta contra la lesión a los derechos humanos en países como Cuba, Venezuela y Nicaragua. ¿La confiabilidad del país quedará en manos de gente como la economista del Instituto Cuesta Duarte del Pit-Cnt, quien declaró abiertamente por televisión que había que aumentar los impuestos?
¿Seguirán agitando fantasmas y cucos como lo hicieron contra la LUC e invocando conceptos obsoletos como “la clase dominante” y “el gran capital”, en un país donde el 90% de las empresas son micro y pequeñas? Sea Bergara o cualquier otro, lo único que puede preverse es que de aquí a la elección de junio, seguirán compitiendo entre ellos a ver quién acicatea más el radicalismo de una reducida barra de militantes. A eso han reducido la trascendencia de la acción política.