Hay que tener mucha paciencia (y tiempo libre) para sacar algo en claro de la entrevista publicada esta semana en este diario con el nuevo director de la OPP, Rodrigo Arim. El tema de fondo es el llamado a ese famoso “diálogo social” prometido por el presidente Orsi en campaña, para llegar a un nuevo acuerdo que permita asegurar la sostenibilidad del sistema previsional. Y atender a la vez a los cambios que algunos sectores del nuevo gobierno pretenden imponer, tras el fracaso de su propuesta de plebiscito al cual el pueblo dio la espalda en las elecciones del año pasado.
Es difícil saber si la complejidad de la forma de expresión de Arim tiene que ver con un tema personal, si está vinculada con lo frágil de la dicotomía que enfrenta el nuevo gobierno en esa materia, entre un ministro de Economía que no quiere tocar nada, y un sector radical que quiere volar todo el sistema. O si se trata de una estrategia deliberada de agregar palabras para no decir nada.
“El diálogo social va a tener un perímetro de temáticas que van a ser tratadas en esta lógica de generar ciertos acuerdos importantes que permitan durante el 2026 su aprobación en el Parlamento. Cuando digo perímetro, no vamos a tratar todos los temas de protección y seguridad social -para eso queda también la comisión sectorial funcionando-, sí aquellos que hacen al diseño de un sistema de protección social consistente a lo largo de todo el ciclo de vida”. ¡Apasionante! “Perímetro de temáticas”... O sea, que van a hacer un llamado a una turba de gente para que opine, y pretenden votar una ley en 2026, aunque esa comisión seguiría funcionando. ¿Para qué?
Continúa Arim: “Hay que tener un poco de cautela con respecto a definir exactamente cuál es el perímetro del diálogo. O sea, del conjunto de instrumentos de política que van a estar incorporados en su diseño en el diálogo. Lo digo esto con cautela porque finalmente esto va a estar también definido en el propio diálogo y porque también nosotros tenemos que tener la solvencia y la seriedad como para hacer planteos que sepamos que sean consistentes entre sí y sostenibles en el tiempo”. Otra andanada de palabrería vacía, de la que solo podemos rescatar la obsesión con el termino “diálogo”, que la repite como cuatro veces.
Pero la cosa no queda allí. “Para el diálogo está claro que va a ser en 2025, algo en 2026, pero el decreto del presidente de la República señala fines de abril de 2026 como la fecha en la que debe entregarse un informe al Poder Ejecutivo, con la posibilidad de una prórroga. Estamos hablando de un diálogo que tiene que transcurrir en los próximos meses. Nuestra expectativa es que en las próximas dos o tres semanas, tengamos instalada la sectorial, a partir de ahí definir la hoja de ruta, acordar la hoja de ruta en la sectorial y a la misma vez comenzar el proceso de intercambio con los distintos actores que van a estar involucrados en el plenario de la sectorial y luego también en el diálogo social”. ¡Auxilio!
Lo que parece quedar claro detrás de toda esa palabrería hueca e inconducente, es que van a generar un espacio para que se hable del tema, sin apuro, y sin necesidad de llegar a cosas concretas. O sea, da la impresión (por suerte) de que lo que buscan es ganar tiempo, y no cambiar mucho.
Sobre todo porque luego Arim dice que “Comparto el diseño general de que en la medida en que la esperanza de vida de las personas aumenta, la postergación de la edad de retiro debe ser una regla que se debe incorporar”. Y agrega que “está claro que no estamos en un escenario, ni estamos discutiendo un escenario en donde implica volver a la situación pre-AFAP”. Por lo cual asumimos que para el director de la OPP, el sistema de AFAP no estaría en cuestión para el gobierno.
Por allí buscamos un poco de calma, en medio de todos los disparates que se escuchan periódicamente sobre el tema. No solo porque el sistema ha sido un avance enorme respecto a lo que había antes, sino porque el pueblo en las urnas, ratificó que no quiere que el Estado vuelva a apropiarse de sus ahorros.
Ahora bien, por más que nos aferremos a esta conclusión para tener un sueño tranquilo, hay un aspecto que no deja de ser perturbador. Y es la insistencia de un gobierno del Frente Amplio por generar foros que ponen en nivel de igualdad a legítimos representantes democráticos, como son los partidos políticos, con organizaciones y grupos interesados, que solo operan como mecanismos de doble representatividad de sectores políticos con poco apoyo en las urnas. Esta no deja de ser una medida peligrosa, y profundamente antidemocrática.
Habrá que estar muy atento.