Como teníamos pocos temas de discusión entre oficialismo y oposición el Frente Amplio busca instalar otro. Pretende, amable lector, que usted ignore lo que le indican sus ojos, lo que en en las playas o por los medios de comunicación sobre la temporada estival y vea la realidad a través de los lentes oscuros de Fernando Pereira. A esta altura del partido ya no solo los lentes de Pereira son oscuros, su transformación personal en un agorero contrario al interés nacional es digno del estudio de sociólogos y psicólogos.
Por si el análisis clínico fuera insuficiente, tenemos datos que avalan fehacientemente que los primeros días del verano han sido particularmente auspiciosos para el sector turístico. En efecto, entre el 22 de diciembre y el 8 de enero ingresaron al país 460.000 personas, un número superior al de todo el verano anterior. El número récord de cruceros que estamos recibiendo -el mayor en los últimos 8 años- también es muy esperanzador, dado que cada embarcación de este tipo trae miles de turistas no solo al este del país sino también a Montevideo.
El turismo, mal que le pese a los marxistas para quienes no existe la actividad de los servicios y solo generan valor las actividades materiales, es uno de los principales sectores de nuestra economía. Genera decenas de miles de puestos de trabajo, y no solo en el verano, durante todo el año. Es, además, una actividad en la que no existen fronteras para su crecimiento, es más, podemos y debemos aportar a su crecimiento constante como uno de los motores de la economía nacional.
La reacción de Fernando Pereira, tan bien contestada como habitualmente por el expresidente Julio María Sanguinetti, es sintomática y es una demostración más de los errores que van a llevar al Frente Amplio a la derrota. Es natural que la oposición critique al gobierno, que se oponga a sus iniciativas y que denuncie los puntos débiles.
Es más, es algo absolutamente necesario para el buen funcionamiento de una democracia, pocos síntomas más evidentes existen del deterioro de un sistema democrático que una oposición carente de fuerza u obsecuente.
Pero entre la firmeza y la estridencia constante dista un abismo.
Al Frente Amplio le está pasando lo del pastor mentiroso, si todos los días denuncia una crisis institucional, corrupción en el Poder Ejecutivo y la existencia de un narcoestado, al final tanto conventillo anula las posibilidades de discernir lo ridículo de la critica sensata.
Y hoy por hoy, la mayoría silenciosa que en nuestro país suele definir las elecciones mira con desconfianza a un partido político que desde que volvió al llano tiene una crisis adolescente furibunda.
Para este verano, incluso sin saber que es lo que iba a acontecer, los legisladores del Frente Amplio anunciaron que iban a realizar permanentes llamados a sala a distintos ministros del gobierno. ¿A cuál? ¡Al primero que pase cerca! El tema no importa, lo relevante es mantener el circo, aunque ya no le haga gracia a nadie y comience a resultar patético.
El gobierno culminó el año con anuncios potentes y el próximo 2 de marzo el presidente de la República anunciará por primera vez en mucho tiempo una disminución de impuestos que afectan a la clase media.
A medida que el escándalo del año pasando con el “caso Astesiano” va quedando en nada, como era predecible, lo que queda son los hechos tercos y porfiados, en definitiva, los hechos que muestran que se están realizando avances fundamentales en políticas públicas que redundan en la mejora de la calidad de vida de la mayoría de los uruguayos.
El gran inicio de la temporada, más allá de lo previsto por los agentes del sector, también tendrá un impacto positivo en el producto y en el empleo.
Al final del día, esa parecería ser la causa de fondo de la amargura de Fernando Pereira al ver la playa de José Ignacio llena de gente. No les importa cómo vienen los uruguayos, están enceguecidos por recuperar los privilegios del poder y los sueldos que no pueden conseguir por sus propios méritos en el sector privado.
Por cierto que es lamentable para el país tener una oposición tan ruin, pero es un dato de la realidad, como lo son el número récord de turistas que le arruinó la primera semana de enero al presidente del Frente Amplio.
Al fin y al cabo, parece que pese a la terrible situación que atraviesa Argentina y los graves problemas en Brasil, el atractivo del Uruguay pudo más.
Con un poco más de cariño por el país, que sin dudas es lo que sienten la enorme mayoría de los uruguayos que no desayunan con vinagre, todos podremos alegrarnos de las cosas que son buenas para el Uruguay.