Internas: ¿ordenar los binomios?

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Los resultados redondeados y en promedio de las principales encuestas de opinión sobre la intención de voto en las internas presidenciales del Frente Amplio (FA) y del Partido Nacional (PN) marcaron hacia el final del año pasado dos escenarios muy parecidos. Por un lado, en la izquierda llegó primero Orsi con un apoyo superior al 50% y en segundo lugar, Cosse, con un respaldo de algo más del 30%; y por otro lado, los blancos se inclinaron por Delgado también en más del 50% y por Raffo en el eje del 30%. ¿Y si las internas de junio de este año, en ambos casos, se trataran en realidad de que los simpatizantes de esas fuerzas políticas definieran el orden de los binomios presidenciales que luego se enfrentarán en octubre?

La pregunta de ningún modo pretende dar por concluida la competencia, para los candidatos que vienen detrás de esos cuatro mencionados con mayor peso por las encuestas: sabido es que queda mucho camino por transitar y que las campañas electorales cuentan mucho en la decisión de la ciudadanía. Sin embargo, y precisamente por ello, es sabido también que a seis meses de la elección interna no es tan sencillo romper con las lógicas que ya vienen asentadas desde hace mucho tiempo y que implican respaldos sectoriales relevantes: tanto Orsi y Cosse en el FA, como Delgado y Raffo en el PN, se han ocupado de procurarse esos respaldos y han tenido éxito en esa difícil tarea.

Desde el FA y en particular desde los apoyos a la candidata Cosse, el argumento ha sido explicado con total claridad: la fórmula presidencial estará conformada por Cosse y por Orsi, y lo que deberá definir el pueblo frenteamplista es el orden de ese binomio. Se trata de una forma elegante de evitarle a Cosse la situación de 2019, cuando Martínez la dejó de lado y eligió a una completa desconocida para acompañarlo en la fórmula presidencial. Pero también se trata de asumir con realismo los alineamientos internos que cada candidato ha recibido ya dentro del FA, y de simplificar la opción en torno a esa definición muy relevante que implica cierta conjugación de unidad izquierdista.

En el PN el tema no se ha planteado con tanta claridad. En parte porque el itinerario de Raffo a lo largo de 2023 seguramente haya sorprendido a muchos blancos: se afirmó en ese segundo lugar de preferencias en las encuestas, a la vez que terminó de conformar un movimiento amplio y plural que incluye a sectores importantes y tradicionales del PN. Y en parte también porque los apoyos sectoriales logrados por Delgado han sido tan variados, que muchos creen que no solamente es favorito para ganar la interna, sino que, como Lacalle Pou en 2019, podría incluso elegir su compañero de fórmula sin quedar condicionado por los resultados de las urnas del último domingo de junio.

Sin embargo, no es tan extraño plantear la interna blanca como sinónimo de la elección del orden del binomio de la fórmula presidencial. Primero, porque la trayectoria de campaña de Raffo no permite pensar que su protagonismo vaya a disminuir. Y segundo, porque si quiere realmente tener chances de ganar la elección, ningún partido puede eludir fácilmente la modalidad de una fórmula presidencial que incluya a un hombre y una mujer en su propuesta. En este contexto, seguramente se hará difícil esquivar, sin costos electorales para octubre, el ascenso ya verificado de la figura de Raffo en la interna blanca que podría así liderar o secundar el binomio presidencial con Delgado.

Hay un último argumento importante en favor de entender la resolución de la interna blanca como un ordenamiento del binomio Delgado- Raffo o Raffo-Delgado: se trata de un mecanismo que asegura la unidad del PN, tan necesaria para procurar luego la concordancia de toda la Coalición Republicana (CR), en una tonalidad afinada de propuestas de gobierno. En efecto, si lo que el pueblo blanco al votar en la interna debe resolver es el orden de la fórmula presidencial entre Delgado y Raffo, entonces lo que estará definiendo será una cuestión de matices, de personalidades, de preferencias personales, y de predilección por tal o cuál forma de liderar para el nuevo tiempo político que se abre a partir de 2025.

Tomar la interna blanca como sinónimo de elección del orden del binomio de la fórmula presidencial implica que existe un acuerdo esencial sobre el rumbo que debe seguir el país en el próximo gobierno. Eso es, también, una señal muy importante de certeza y estabilidad que los blancos estarán dando a sus socios de la CR y al país entero.

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