La política y el petróleo

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El presidente Vázquez sorprendió a propios y extraños esta semana con una reunión poco habitual. Convocó a todos los expresidentes del período democrático para informarles sobre la marcha de la prospección petrolera en el mar territorial uruguayo, y para analizar qué pasos debería dar el país en caso de que esta aporte resultados positivos.

La reunión dejó sensaciones encontradas. Para empezar con lo positivo, es valorable que el mandatario (un hombre hermético y personalista en el manejo del poder) haya buscado diálogo y consejo en sus colegas. Es además una muestra de madurez del país que figuras que han gobernado y que tienen visiones ideológicas por momentos tan distintas, puedan sentarse a una misma mesa, para analizar un tema central para el futuro de la nación. Eso no es algo que se vea todos los días, ni siquiera en países con mayores niveles de desarrollo histórico y político. Hasta ahí, todo perfecto.

Pero el encuentro también dejó sensaciones negativas. Para empezar, generó una enorme expectativa acerca de un anuncio positivo inminente, sobre la existencia de petróleo explotable en nuestro suelo. Encuentros de la magnitud y el simbolismo como el de ayer se han dado apenas un par de veces en la historia reciente del país, y cuando es convocado con tanta premura, y un 2 de febrero, era lógico que mucha gente pensara: "bueno, se concretó, hay petróleo". El tono final de la reunión, llamando a la cautela y sugiriendo que pueden pasar varios años antes de tener noticias concretas al respecto, generó una sensación agridulce.

Un segundo aspecto que puede haber generado polémica sobre la convocatoria de Vázquez es que al haber apelado a las figuras de los expresidentes, la mayoría de los cuales hoy no están a la cabeza de sus partidos, es que justamente se esquivó así la legítima representatividad actual de estos partidos. Es sabido que varios de los dirigentes actuales de la oposición han tenido serios problemas para tener una comunicación fluida con Vázquez, quien incluso ha tenido palabras irónicas sobre sus liderazgos. Ponerlos a ellos y a sus partidos orgánicamente en un segundo escalón, acentúa ese tono de superioridad poco sano.

La gran pregunta que provoca el encuentro del martes es ¿para qué se hizo? ¿Cual es el fin? ¿Por qué ahora y no con otros temas igual o más importantes?

Dos respuestas vienen de forma rápida a la cabeza, sobre todo de la mente desconfiada de un periodista. La primera es que un Vázquez atribulado por conflictos internos, por una caída fuerte de su aprobación popular, y por un arranque de gobierno con más tropezones de lo imaginado, intentó con esto dar una imagen de estadista, suprapartidaria. De diálogo y amplitud. La segunda, y en atención a la presencia en el encuentro de algunos de los principales jerarcas de las empresas encargadas de la prospección, fue darle garantías a los mismos acerca de la seriedad del país, y de la estabilidad y encare nacional que tiene el tema en Uruguay, más allá de los choques políticos del día a día. Algo que puede haber sido importante para empresarios que están invirtiendo muchísimo dinero en un proyecto que funciona bajo la órbita de Ancap, un ente estatal que está con serios problemas financieros y en medio de una tormenta política.

Cualquiera de estas lecturas finales, de aproximarse aunque sea lejanamente a la verdad, serían una muy mala noticia sobre el estado de la política nacional.

Pero más allá de lecturas insidiosas, hay algo en lo que hay que darle toda la razón al presidente Vázquez; y es en cuanto al pedido de cautela en relación a un eventual hallazgo de petróleo en el país. Hay gente que cree que con eso se terminan todos los problemas del país, y que podríamos salir a gastar como Olesker con impuesto nuevo. Y no es así.

El mundo está viviendo una verdadera revolución energética, en base a nuevas tecnologías y mentalidades en la materia. Además, con el precio actual del crudo a nivel mundial, es poco probable que una perforación a semejante profundidad como la que habría que hacer aquí, sea económicamente viable. Nada hace prever hoy, que el precio del barril vaya a subir drásticamente a corto plazo.

Pero, sobre todo, que en el mundo actual la riqueza de un país no se basa tanto en sus recursos naturales, sino en la capacidad y preparación de sus recursos humanos, de su gente. Si no se apela a un cambio drástico de "matriz" en esa área, o sea en la educación y preparación de los jóvenes uruguayos, no habrá petróleo que nos garantice un desarrollo humano sostenible. Para eso sí que sería bueno que Vázquez escuchara un poco a sus predecesores y a la sociedad.

Editorial

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