Mayoría republicana

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Los resultados de las elecciones nacionales del pasado domingo fueron por demás elocuentes: por cuarta vez consecutiva la Coalición Republicana superó al Frente Amplio pautando el cambio del escenario político que vive nuestro país desde 2019. En efecto, en las elecciones de octubre y noviembre de 2019 se impuso el oficialismo, así como también en marzo de 2022 en el referéndum sobre la Ley de Urgente Consideración y, ahora también, en la votación del domingo.

Este cuarto triunfo de una Coalición de gobierno ya consolidada tanto en el ejercicio del gobierno como en términos electorales en que todos los partidos se presentan juntos desde el primer día de la campaña para la segunda vuelta, en que ya han acordado realizar actos en conjunto y en que tendrán un documento programático en común en pocos días, marca una diferencia sustancial respecto al que vivimos la elección pasada. Hoy la Coalición Republica- na es un bloque político tan firme como el Frente Amplio y, en varios aspectos relevantes, más consistente incluso que la coalición de izquierda en que conviven socialdemócratas con marxistas nostálgicos del estalinismo.

Este domingo los republicanos superaron a los frentistas en más de 80.000 votos, lo que pauta que parten con ventaja para la segunda vuelta. Si tenemos en cuenta que a diferencia de la elección de 2019 ahora todos sabían desde hace mucho tiempo que octubre representaba simplemente una interna coalicionista rumbo a noviembre, es dado suponer que los votos de los cuatro partidos apoyarán sin mayores problemas la candidatura de Álvaro Delgado. A eso puede sumarse, adicionalmente, la votación de otros partidos que como el de los Cambios Necesarios, Avanzar Republicano o el Constitucional Ambientalista que claramente favorecerán al actual oficialismo.

La elección que tenemos ahora por delante rumbo al último domingo de noviembre es, por cierto, muy distinta a la que acabamos de superar. Ahora lo que debemos elegir es quién queremos que sea nuestro próximo presidente: Álvaro Delgado o Yamandú Orsi, tan sencillo como eso. Las cualidades del primero en términos de confianza, solidez y experiencia hablan por sí mismas, incluso por contraste, ante un candidato que no ha dado pie con bola en toda la campaña.

Más importante aún es el posicionamiento político de cada uno. Al analizar cada tema que es revelante para los uruguayos y que marca la cancha en términos electorales Delgado se encuentra en el terreno que hace sentido común para la gran mayoría de la población. Veamos algunos ejemplos. ¿Los impuestos deben bajar o deben subir? Delgado propone bajarlos en la medida en que sea posible, Orsi propone aumentarlos, lo que coloca al candidato oficialista junto a la mayoría de nuestros compatriotas. ¿La situación de la seguridad requiere mano firme o soltar presos? Delgado propone combatir el narcotráfico mientras Orsi plantea liberar delincuentes, con lo que el candidato coalicionista está con la mayoría de los uruguayos. ¿Venezuela es una dictadura o una democracia diferente? Delgado ha sido contundente en su denuncia al régimen criminal que sufren los venezolanos, mientras Orsi hace equilibrio para no ofender a los autoritarios de sus filas políticas, con lo que el candidato blanco queda del lado de la enorme mayoría de nuestro pueblo.

La lista podría seguir, pero el punto va quedando claro: en una gran cantidad de temas relevantes para los uruguayos es Álvaro Delgado quien está del lado del sentido común, en defensa de los mejores intereses del país frente a la enorme incertidumbre que genera un posible gobierno de Orsi, incapaz de delinear una idea coherente a lo largo de toda la campaña. La comparación entre candidatos, equipos para cada tema, programas de gobierno y experiencia claramente nos permiten visualizar sin inconvenientes cómo podría ser un próximo gobierno en cada caso y la conclusión es contundente.

En unos días más, en definitiva, nos corresponde volver a las urnas para terminar de definir la conformación del próximo gobierno. La alternativa que enfrentamos es por demás clara y los republicanos que fueron mayoría el pasado domingo deben ratificarlo para asegurar un rumbo claro para los próximos cinco años. Blancos, colorados, cabildantes, independientes, ambientalistas y los ciudadanos sin partido que quieren un país confiable para trabajar y vivir tienen su candidato. El quinto triunfo coalicionista del último domingo de noviembre es indispensable para que sigamos avanzando hacia el futuro con confianza.

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