Montevideo debe cambiar

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La carrera hacia las elecciones departamentales de mayo de 2025 ha comenzado y los montevideanos enfrentarán una encrucijada muy clara. Desde 1990 el Frente Amplio ha ostentado el gobierno de la intendencia, pero los resultados de su larga gestión son francamente desastrosos. La capital del país enfrenta problemas estructurales que impactan directamente en la calidad de vida de sus habitantes y que no se han resuelto a lo largo de más de tres décadas de mandato.

La limpieza de la ciudad es uno de los problemas más evidentes. Montevideo es una ciudad hermosa afeada por la desidia gubernamental que la tiene sucia y decadente. Los contenedores desbordados y la basura acumulada en espacios públicos se han convertido en postales cotidianas. El sistema de recolección de residuos, que debería ser eficiente y funcional como en casi todas las demás ciudades del país y del mundo, no logra estar a la altura de las necesidades de los montevideanos. Esto no solo afecta la estética urbana, sino que también representa un problema de salud pública.

A esto se suma la deficiente iluminación en muchos barrios de Montevideo, que deja amplias zonas en penumbras y contribuye a la sensación de inseguridad. La iluminación urbana es un servicio esencial, no solo por su impacto en la seguridad ciudadana, sino también porque mejora la habitabilidad de los espacios públicos y promueve actividades económicas y sociales durante la noche. Sin embargo, la administración departamental ha sido incapaz de garantizar este servicio básico de forma adecuada, especialmente al norte de Avenida Italia.

Los espacios públicos, que deberían ser lugares de encuentro y disfrute para los montevideanos, también están en condiciones lamentables. Parques y plazas se encuentran abandonados, con mantenimiento insuficiente y equipamiento deteriorado. Basta con darse una vuelta por la plaza del Entrevero, para ver el mal estado de las veredas, del césped, de la limpieza, de la iluminación y hasta del monumento mismo. La falta de gestión eficaz en este ámbito contrasta con el potencial que estos espacios tienen para mejorar la calidad de vida y fomentar una comunidad más integrada.

El tránsito y el transporte público son otros dos puntos críticos. Montevideo es una ciudad cada vez más congestionada, con un sistema de tránsito caótico y un transporte público que no responde a las necesidades de sus usuarios, como se ha podido sufrir estos últimos días especialmente. La baja frecuencia de los ómnibus y las rutas poco eficientes han llevado a muchos ciudadanos a optar por alternativas como las aplicaciones de transporte, que no están al alcance de todos y que, encima son limitadas artificialmente por una regulación absurda que las encarece. Este panorama refleja una falta de planificación y visión a largo plazo que penaliza a los habitantes de la ciudad.

En este contexto, la candidatura de Mario Bergara por el Frente Amplio se presenta como un intento de perpetuar un modelo que ha demostrado ser incapaz de ofrecer soluciones reales a estos problemas. Bergara, que ha anunciado un plan a 15 años, no logra convencer ni a sus propios partidarios. Y su planteamiento resulta una tomadura de pelo, especialmente, cuando su partido ha tenido más de 30 años para abordar estas cuestiones y sin tener éxito. Su figura representa la continuidad de una gestión desgastada y carente de resultados.

En contraposición, la candidatura de Martín Lema por el Partido Nacional y dentro de la Coalición Republicana, se erige como una alternativa esperanzadora. Lema trae consigo un perfil innovador y un compromiso palpable con el cambio que Montevideo necesita. Su experiencia en el gobierno nacional, combinada con su capacidad para conectar con los ciudadanos, lo posiciona como una figura capaz de liderar una transformación real. La Coalición Republicana, que ya ha demostrado su eficacia en el gobierno nacional, podría replicar ese éxito en el ámbito departamental bajo el liderazgo de Lema.

Montevideo requiere una gestión moderna, eficiente y comprometida con la mejora de la calidad de vida de sus habitantes. Es hora de que los montevideanos evalúen con seriedad las propuestas y elijan un futuro diferente para su ciudad. Martín Lema representa esa posibilidad de cambio, un camino hacia una Montevideo más limpia, segura y ordenada. La oportunidad de romper con décadas de ineficiencia está a la vista, y dependerá de los ciudadanos aprovecharla o resignarse a la inercia de un modelo fracasado.

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