De las múltiples malas señales que viene dando el gobierno electo, las contradicciones entre sus principales figuras son de las más preocupantes. Si todos los días el presidente electo debe aclarar sus diferencias con el ministro de economía designado o con la vicepresidenta electa es evidente que el gobierno se encuentra en problemas graves, y por lo tanto esto preocupa a todos los uruguayos.
Cualquier persona que siga las noticias de las últimas dos semanas tiene que estar profundamente preocupado por el futuro del país en los próximos meses, ni hablemos de los próximos cinco años. El desgobierno que se anuncia está frenando decisiones empresariales e incluso familiares, ante el temor de lo que puede deparar un equipo de gobierno que no da pie con bola en las cuestiones más elementales.
En pocos días han acumulado numerosos episodios de contradicciones flagrantes, pero vale la pena detenerse en uno especialmente sintomático del cambalache en que vamos a embarcarnos a partir de marzo. En agosto de este año, el entonces ministro in pectore Gabriel Oddone manifestó en una entrevista radial que Azucena Arbeleche es “una buena ministra de hacienda” pero que “no es una ministra de economía” porque, según él “el propietario político de la política económica de este gobierno no fue el ministro de Economía y eso es un fallo institucional. Fue esencialmente el presidente de la República.”
Amén de lo absurdo del ataque de Oddone a la mejor ministra de economía que ha tenido el país en las últimas décadas, esa declaración se la tiene que poner de sombrero apenas unos días después de ganar las elecciones e incluso antes de asumir su cargo, si es que llega a asumirlo. En efecto, hace unos días, en el Podcast Nomial de la Universidad Católica Oddone declaró que: “la edad de retiro se mantiene a los 65 años” a lo que el presidente electo Yamandú Orsi contestó que “Nosotros en el programa establecimos que son los 60 años lo deseable” y agregó “Lo que cada cual piense puede decirlo, ahora yo soy el presidente.”
Para darle un marco aún más insólito a este choque entre el presidente electo y el ministro designado es que las declaraciones de Orsi se dieron al bajarse de un avión, luego del viaje a Brasilia para ver a Lula con Oddone como acompañante y declaró que no había conversado con él sobre esa discrepancia fundamental. Como queda en evidencia, Oddone ha quedado desautorizado antes de asumir. Si él declara en la prensa que una pieza central del sistema de jubilaciones como es la edad de retiro, debe mantenerse en 65 años, no le puede ocurrir que el propio presidente salga a desmentirlo y decir que se bajará a 60 años.
Antes de empezar, y en las primeras de cambio, la palabra de Oddone para realizar cualquier tipo de anuncio ha perdido todo valor, ya que ahora habrá que esperar a la opinión del presidente para saber si lo que afirma será lo que se llevará adelante o exactamente lo contrario.
Algo nunca visto en la historia política del Uruguay y, de hecho, en la de cualquier país serio que se precie co-mo tal. Si además, le agregamos la in-sólita declaración sobre que Arbeleche no fue ministra de economía porque el que mandaba era el presidente, se comprueba que la posición de Oddone es directamente insostenible. ¿Con qué cara va a mirar a los periodistas en una conferencia, o a un empresario o a un gremialista en una negociación, o a los legisladores en el Parlamento? Antes de empezar, según su propia definición Oddone no es el ministro de economía del próximo gobierno.
Este episodio no es una anécdota, es sintomático de un gobierno en formación que ya muestra grietas y puntos de fricción muy peligrosos. Lo que le faltó al estólido análisis de Oddone sobre la ministra Arbeleche es que ella ha trabajado espalda con espalda con el presidente, con una clara confianza entre ambos en que no existió nunca una contradicción pública. Esa sólida relación entre Lacalle Pou y Arbeleche ha sido uno de los puntales en que se han afianzado los logros del actual gobierno en materia de empleo, salarios, inflación y un largo etcétera.
El contraste, por tanto, con el próximo gobierno es impresionante. Por el bien del país, es deseable que la inestabilidad que ya están generando Orsi y Oddone se logre contener de alguna manera, pese a que el daño de que un ministro de hacienda comience su gestión ya desautorizado por el presidente es una antecedente inédito y horripilante.
Que Dios nos ayude para sobrellevar estos cinco años sin perecer en el intento.