En el día de ayer, la ministra de Economía y Finanzas, Azucena Arbeleche, brindó una conferencia en que expuso sobre “Situación y perspectivas macroeconómicas de Uruguay”, en Torre Ejecutiva, con transmisión en vivo y conferencia de prensa posterior.

Fue una oportunidad para actualizar números y pasar raya a lo principal del año 2021, así como brindar nuevas proyecciones para 2022. La línea común es clara: hay una conducción económica sólida y consistente que se traduce en resultados.

La ministra Arbeleche destacó que el país alcanzó los niveles de actividad previos a la pandemia en el tercer trimestre del año pasado. La nueva proyección de crecimiento para 2021, cuyo dato oficial se conocerá en marzo, es de 4,5%, un punto más a lo previsto en la rendición de cuentas del año pasado y que la oposición y muchos analistas consideraron excesivamente optimista. Este dato no es casualidad, es consecuencia de un conjunto de políticas que van desde la vacunación, a los apoyos a los sectores con mayores problemas, hasta los incentivos a las inversiones.

Se presentaron datos que dan cuenta del incremento extraordinario de las exportaciones, que alcanzaron una cifra récord histórica, así como del incremento de la producción industrial y de la faena de bovinos. Todos signos de una economía dinámica que no solo deja atrás la pandemia sino que supera la situación preexistente.

Las novedades en el mercado de trabajo no fueron menos auspiciosas. En efecto, en el promedio del año pasado se crearon casi 50.000 empleos nuevos, y si se toma el dato de diciembre el nivel de empleo es superior al prepandemia. Hoy hay menos personas en el seguro de desempleo tradicional que en 2019, al tiempo que se mantiene el novedoso y muy útil seguro parcial, todos en descenso gracias a la reactivación de la economía.

Un dato ya conocido, pero no menos importante es la disminución de la pobreza. En el primer semestre de 2021 ya habían salido de esa situación unas 50.000 personas y resta aún por conocerse el dato del segundo semestre. A eso se suma que la principal disminución de la pobreza se verificó en hogares de jefatura femenina y entre los niños de 0 a 6 años. Estos resultados no son producto del azar, sino de las políticas definidas por el gobierno para la pandemia pero también las de carácter estructural, como la fuerte apuesta a la niñez.

En el primer semestre de 2021 había 39.911 niños en la pobreza, contra 42.965 en 2019, más de 4.000 niños menos por lo tanto y con pandemia en el medio. Estos sí que son datos que destruyen el relato mentiroso de la izquierda sobre el Estado ausente. Más aún, el dato de pobreza infantil es el menor de la serie estadística existente que comienza en 2006. La política de reducción de la pobreza, y especialmente en la primera infancia es un signo de identidad de este gobierno, en los números duros no en el discurso tribunero.

Otro dato que complementa esta información es el incremento de las transferencias sociales. En 2020 ya se habían incrementado un 57% en términos reales respecto al año anterior. Ahora también sabemos que en 2021 se volvió a incrementar un 25%, alcanzando a más de un millón de personas. Una vez más, contra el discurso falso del Frente Amplio, los números sobre la sensibilidad social concreta del gobierno son contundentes.

Todos estos indicadores positivos se lograron mejorando las cuentas fiscales, disminuyendo la deuda pública en relación al producto y cumpliendo con la regla fiscal, lo que redundó en mejora de perspectiva de la calificación de nuestra deuda y menor pago de intereses, así como libera recursos para otros fines.

Sobre el final de su exposición, Arbeleche presentó las proyecciones para el presente año, destacándose que se volverán a volcar 400 millones de dólares en el Fondo Covid-19 y que continuarán mejorando las cuentas fiscales. Asimismo, el crecimiento de la economía proyectado es de 3,8%, sensiblemente mayor al estimado el año pasado, y se espera que se creen unos 40.000 puestos de trabajo más.

De concretarse estas cifras, y el equipo económico ha ganado credibilidad en estos dos años como para creer en ellas, estaremos tanto en nivel de actividad, mercado de trabajo e indicadores sociales mucho mejor que en 2019 cuando el Frente Amplio entregó el gobierno con una economía estancada, pérdida de empleos y aumento de la pobreza. El país estará mucho mejor y es gracias a la decisión de los uruguayos en las urnas y al trabajo del equipo de gobierno. Dato mata relato.