Personal que sobra

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La noticia se difundió sin que hiciera mucho ruido. Pero basta revisarla con atención para ver que es realmente asombrosa y debería provocar legítimo enojo.

Ante la Comisión de Presupuesto de la Junta Departamental de Montevideo, la dirigente sindical de Adeom, Silvia Tejera, reconoció muy suelta de cuerpo que en la Intendencia hay empleados que “muchas veces terminan sentados en una silla sin ningún tipo de tarea” y que por lo tanto están “solamente cumpliendo el horario”.

En cualquier lugar del mundo, una confesión de ese tipo, tan tremenda, generaría un escándalo. Pero en la anestesiada Montevideo, pasó como una noticia más o quizás poca gente se dio cuenta de ella y de lo que significaba.

La secretaria general de Adeom lo planteó como un problema a solucionar y en ningún momento se le ocurrió pensar que el tema de fondo era que si ese personal sobraba, no era necesario contar con él. Dio varias explicaciones sobre por qué ocurría, todo en esa oscura jerga que solo quien trabaja en la Intendencia la entiende, y planteó la necesidad de “dignificar” la función para lo cual había que darles algo que hacer.

Se deduce entonces que lo bueno sería inventarles tareas para que parezcan útiles aunque no lo sean. Realmente se trata de una situación asombrosa y surrealista.

En cualquier rubro vinculado a la actividad privada, esa realidad termina en despidos, el primero siendo el del gerente que contrató tanta gente sin necesitarla. Todo el mundo lo entendería porque de mantener una situación donde sobran empleados que no tienen nada que hacer, la empresa terminaría fundida y todos, los que sobran y los que importan, perderían su trabajo.

Para la Intendencia la solución suele ser la más sencilla: los mantiene a todos. A fin de cuentas, les paga con dinero ajeno. Lo que hace es subir la Contribución Inmobiliaria, la Patente de Rodado, los llamados impuestos de puerta y cualquier otra tasa o tributo que implique un ingreso.

Que sea la gente quien tape el agujero por tener exceso de personal. Que le cueste más poseer un auto, por chico que sea, o mantener una casa, por modesta que parezca. El que está sentado en su silla sin hacer nada, necesita cobrar su sueldo, y si tiene que ser a expensas del contribuyente, que así sea.

Quien anda por la ciudad, quien vive en ella, percibe cuántas y cuáles son las tareas que la Intendencia debería estar cumpliendo pero que las omite.

Esa es la absurda realidad: hay tareas sin hacer y hay personal que no tiene nada que hacer. Es todo demasiado delirante.

Por un lado, la Intendencia sigue sin resolver el drama de la basura. Podría poner parte de ese personal ocioso, a pensar en soluciones inteligentes a un asunto grave que se arrastra desde hace décadas. Hay zonas en que el camión de recolección pasa cada vez menos, lo que agudiza un problema de por sí acuciante. ¿Pasa menos y hay gente que no tiene nada que hacer? Se trata de una contradicción que no se explica.

Es verdad que la comuna dispone de una flota de pequeños carros para recoger en el momento la basura que rodea a los contenedores después que pasó un hurgador. Un gasto necesario, es verdad, pero que podría evitarse si el sistema de recolección de residuos fuera eficaz. Estos carros recogen y barren, pero con el tiempo, la acera donde están los contenedores queda impregnada de una mugre que solo puede limpiarse con detergentes muy poderosos.

Haría falta que una vez por semana alguien limpie esa parte de las veredas y le pase un buen desinfectante. Nadie lo hace, pero hay personas en la Intendencia que pasan el día tan solo esperando que llegue la hora de irse. Hay algo que no cierra. Y este es solo un ejemplo.

La lista es aún más larga y quienes viven en Montevideo la conocen de memoria. Pagan mucho para que los servicios se cumplan y ven que reciben poco.

Por lo tanto es lógico que se indignen cuando quien dirige Adeom sale a decir lo que dijo. Es que da lugar a un profundo enojo.

Es probable que la dirigente sindical estuviera reclamando una solución para esa gente: darles algo para hacer. Pero en el fondo, lo que los montevideanos entendieron, es que estaba denunciando la existencia de una Intendencia llena de empleados que no tienen una tarea a cumplir. Y por más que le busque la vuelta, si sobra tanta gente (y a la dirigente sindical eso le preocupa), habría que despedirla.

No está dicho, pero sin querer lo insinúa. Es la voz de una sindicalista, no de un ideólogo de “la derecha neoliberal”.

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