El Presidente puede y debe

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Si antes fue la pandemia, ahora es el futuro de la LUC. Lo cierto es que este gobierno no ha podido trabajar con comodidad prácticamente ningún día desde que asumió.

La amenaza del Covid se ha reducido -masiva vacunación mediante- aunque se mantiene latente, en tanto el protagonismo de la LUC -su buque insignia- ha alcanzado niveles cuasi electorales en los últimos meses y aumentará el año que viene si se llega a la instancia del referéndum. El gobierno tiene que desdoblarse nuevamente para gobernar por un lado y atender dificultades imprevisibles que llegan de afuera o de adentro del país, y reiterar discursos de la campaña electoral por otro, para cumplir sus promesas, hoy en peligro.

En los últimos días, el presidente Lacalle Pou salió a defender la LUC y reclamó una campaña sin mentiras.

Parece elemental, pero no lo es y empecemos por eso último: si se trata de atacar o defender la ley vamos a concentrarnos en lo que la ley dice y no a hacer tergiversaciones atemorizadoras para dar versiones falsas con sesgos apocalípticos. Lo que está escrito es lo que vale y si alguno no se tomó la molestia de leer y estudiar lo que fue aprobado meses atrás por el Parlamento, es mejor que se calle la boca. Lo que está en juego es muy importante y exige seriedad. No a las mentiras.

En segundo lugar, el Presidente no solo puede hacer campaña para defender la LUC, sino que tiene la obligación de hacerlo. Llegó a la Presidencia con el respaldo de una coalición que se comprometió a llevar adelante esta Ley de Urgente Consideración. Está obligado a cumplir y defender su promesa y todos saben que lo va a hacer: no rehuye sus compromisos ni reniega de su palabra. Desde que asumió, Lacalle Pou ha dado siempre la cara y ha salido a explicar cada uno de sus pasos para que no queden dudas de adónde se va. La LUC fue su buque insignia en la campaña electoral y no va a abandonarla ahora.

“Es una buena ley y la vamos a defender porque es un compromiso electoral”, dijo el Presidente. “La ley está vigente hace más de un año, que alguien me diga cuál es el efecto negativo (…) Nadie se puede llamar a sorpresa”.

El FA lo sabe, pero hay algunos que se equivocan o quieren pasarse de listos y pretenden silenciarlo. Que se calle la boca y no hable de la LUC. La popularidad del Presidente o la aprobación de su gestión es muy alta según las encuestas: la última encuesta de Cifra dice que el 59% aprueba la gestión del Presidente contra un 33% que la desaprueba. Los senadores Charles Carrera y Oscar Andrade o el politólogo Oscar Botinelli sostienen que el art. 77 de la Constitución le impide al Presidente defender la Ley que impulsó. “El Presidente deberá abstenerse”, dijo Carrera. “De lo contrario viola la Constitución”.

Pero el constitucionalista Ruben Correa Freitas dice exactamente lo contrario. “El Presidente no solo puede hablar y defender la LUC. Para mí es una obligación política, jurídica y moral. Lo que no puede hacer es participar en actos políticos partidarios”. Y el también el constitucionalista Martín Risso fue categórico en el protagonismo del Presidente: “Me parece clarísimo que sí. No parece ser un tema discutible. Sería absurdo que el Presidente no pudiera defender lo que hizo”. Clarísimo.

Lacalle Pou no solo puede hacer campaña para defender la LUC, sino que tiene la obligación de hacerlo. Llegó a la Presidencia con el respaldo de una coalición que se comprometió a llevar adelante esta Ley de Urgente Consideración.

Finalmente, el Frente Amplio y el Pit-Cnt están en su derecho de cuestionar la ley. Pero sin “inventos”:

-Decir que “la LUC no es Uruguay” es una falta de respeto, incluso para los frentistas que la votaron en el Parlamento y a impulsos del Pit-Cnt luego se “arrepintieron”. Como dijo el Dr. Julio Ma. Sanguinetti, “estamos retornando al lenguaje totalitario. Ellos son la patria… El resto no lo somos. La ley no es el país… Ellos lo dicen… Les guste o no, la LUC es el Uruguay, como toda norma válida dentro del Estado de Derecho. Norma vigente que aplican hoy los jueces”. Y concluyó: “Nadie es la patria señores, porque todos lo somos”.

-Invitaron a un sindicalista argentino al Congreso del Pit-Cnt, un tal Carlos Díaz. Y se despachó: “Estamos organizando a compañeras y compañeros de hermanos y hermanas uruguayos para que vengan a votar el día del referéndum y echar a Lacalle Pou”.

O ponen un poquito más de cuidado a quienes invitan o en cualquier momento aparecen Nicolás Maduro, o Miguel Díaz-Canel o Daniel Ortega, todos prohombres del Pit-Cnt y después saldrá el flamante presidente de la Central, Marcelo Abdala (Partido Comunista) a decir como ahora que “lo que tiene que quedar fuera de toda duda es el compromiso del movimiento sindical con la institucionalidad democrática”.

Nunca pensamos que la LUC fuera tan buena.

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