La disparada del dólar oficial y del blue en Argentina, que en este momento supera los $ 700, da cuenta de que el triunfo de Javier Milei en las PASO del domingo no era el escenario previsto por los mercados. Como la suma de los votantes tiene que ser 100%, el más de 30% de La Libertad Avanza implicó que Juntos por el Cambio, la que hasta hace dos días era la principal coalición opositora, votara menos de lo previsto y que por primera vez desde su nacimiento el peronismo quedara relegado al tercer lugar de las preferencias ciudadanas.
Todo parece indicar que la elección argentina que se disputará en menos de 2 meses se definirá en un escenario de total incertidumbre en que alguno de los candidatos que tenga un desempeño especialmente bueno puede llegar a ganar en primera vuelta con el 40% de los votos y 10% de diferencia con el segundo, o que cualquiera de los tres principales candidatos, Javier Milei, Patricia Bullrich o Sergio Massa puede entrar en la segunda vuelta electoral.
¿Cómo se explica que un candidato sin estructura, con notoriamente menos recursos que los restantes y sin experiencia política haya sido el principal candidato de la elección con ventaja? En primer lugar, es evidente que Milei logró conectar mejor con el votante que los restantes candidatos, más allá de sus abstrusas citas a la teoría austríaca del ciclo económico, su obsesión con la dolarización es una respuesta simple de comprender a uno de los principales dramas de los asalariados y jubilados argentinos; la imparable inflación. Tras el fracaso del kirchnerismo gobernante y los evidentes problemas que tuvo Macri en su gobierno, los candidatos de los dos principales partidos argentinos de la crisis de 2001 en adelante tuvieron dificultades para generar entusiasmo en el electorado.
¿Cómo se explica que un candidato sin estructura, con notoriamente menos recursos que los restantes y sin experiencia política haya sido el principal candidato de la elección con ventaja?
Más allá de que Patricia Bullrich hizo una buena campaña, hablándole con claridad al electorado, la radicalidad de las ideas de Milei generó una mayor respuesta. Eliminar el Banco Central es evidentemente más radical que darle mayor independencia y así con cada una de las iniciativas. Aunque algunas puedan parecer inaplicables, estamos ante un candidato que dejó de ser ridiculizable y debe ser tomado en serio, porque puede ser el próximo presidente de los argentinos.
En segundo lugar, existen errores en quienes pretenden etiquetar a Milei con simplismo. Si bien es cierto que buena parte de su votación responde a una sociedad harta de los problemas sin solución que se arrastran por décadas y que el discurso contra la “casta política” es hecho desde una posición de outsider que desprecia a los políticos, no es tan obvio que Milei sea un liberal, un libertario, un extremista de derecha o un demagogo populista. Probablemente ninguna de estas etiquetas le sienta bien, o mejor dicho hay propuestas que no cierran con cada una de estas etiquetas. Su talante confrontativo y la falta de diálogo que pregona lo alejan de las mejores tradiciones liberales, así como su llamativa idea de que la apertura de la economía no es parte de las reformas más urgentes que necesita la Argentina. Su propuesta de que se necesita una reducción drástica del gasto público es desde el punto de vista económico acertada, aunque difícil de implementar desde el punto de vista político, pero en todo caso es una idea que lo aleja de posiciones demagógicas o populistas. Otras propuestas, como que debe legalizarse la venta de órganos, parecen simplemente estrambóticas, ajenas a cualquier clasificación, incluso dentro de la tradición libertaria.
En tercer lugar, quedó en evidencia que el dinero y la estructura fueron derrotados, como deja especialmente en evidencia la candidatura de Rodríguez Larreta. Un candidato que parecía contar con recursos ilimitados fracasó ante la falta de carisma y de propuestas, siendo superado en la interna por una candidata con menos recursos pero con ideas claras y un coraje cívico destacable. Dentro de este escenario el triunfo de Milei en las provincias más pobres es un llamado de atención respecto de que Argentina se encuentra ante un nuevo escenario político.
En un desayuno de análisis de coyuntura organizado ayer por el Centro de Estudios para el Desarrollo, el director de Equipos Consultores Ignacio Zuasnabar afirmó que en Uruguay es difícil que surja un Milei. Seguramente es así, pero los tiempos en que las elecciones se ganaban simplemente con camiseta partidaria, estructura y recursos parecen ser una tendencia global que, como todo, en Uruguay puede tardar, pero también llegará.