Tres temas que importan

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Como ya esbozamos en el editorial del sábado, hubo tres hechos que se disputaron los titulares de noticieros, diarios y semanarios la semana pasada. Todos ocurridos en el mismo día.

Por un lado estuvo el homenaje al GACH realizado por el gobierno. Un homenaje justo y merecido, realizado con sobria y austera solemnidad en el auditorio Adela Reta. Habló el presidente de la República que a su vez entregó la condecoración de la Presidencia de la República a los tres coordinadores del grupo, Rafael Radi, Henry Cohen y Fernando Paganini.

El acto sirvió de gran broche final a la impecable labor desarrollada por los 55 expertos que trabajaron de forma honoraria en el Grupo Asesor. Cuando algún día pase esta pandemia el país recordará por muchos años a estos científicos que no tuvieron reparos en dar todo de sí en un momento dramático de la vida de los uruguayos.

En ese tono debió de terminar el acto del viernes, pero un espectáculo mamarrachesco y vergonzoso intentó estropearlo a la salida, protagonizado por los llamados “antivacunas” liderados por el abogado Gustavo Salle. Con total falta de respeto y una inusitada agresividad, esta gente le gritó “genocidas” y “asesinos” a los tres científicos cuando se retiraban a pie del auditorio. En un país donde las restricciones fueron moderadas y se vacunó quien quiso pues no era obligatorio hacerlo, es insólito ya no solo que existan antivacunas, sino que se expresen con esa falta de respeto. Nadie les molesta si no quieren vacunarse, en consecuencia no tienen por qué molestar a quienes sí lo quieren hacer.

Esas consideraciones poco importan cuando se impone un irracional fanatismo. Las normas de convivencia, de respeto y buenos modales caen todas para dar lugar a estas groseras manifestaciones.

Otro titular importante de ese día fue la entrega de las firmas que permitirá convocar una consulta popular para derogar la Ley de Urgente Consideración (LUC). La entrega de las papeletas a la Corte Electoral se hizo con gran bullicio porque se había creado cierta expectativa de si se llegaría al número necesario de firmas. La Corte ahora deberá hacer el conteo y corroborar que esté todo en orden. En caso de que así sea, habrá referéndum.

Si bien el conteo toma un tiempo, el gobierno deberá ir ya pensando su estrategia para el caso de que la consulta se haga. La LUC es su mapa de ruta, ella resume lo que prometió que haría en caso de ganar y su gestión gira sobre ese gran eje legal. Por lo tanto con calma, solvencia, convicción y firmeza, el gobierno deberá defenderla con una estrategia bien diseñada y con argumentos sólidos y serenos. Es su deber hacerlo.

La tercera noticia que ese mismo día ocupó los titulares fue el anunció de que sin salirse del Mercosur, Uruguay igual haría sus propios acuerdos comerciales con países por fuera del bloque cada vez que lo entienda bueno y necesario.

Tal vez esta noticia fue la más importante de las tres por cuanto proyecta al país hacia el futuro, busca una forma de destrabar una realidad que lo estaba asfixiando y hace una apuesta hacia adelante fuerte y prometedora.

Con calma y solidez el presidente Lacalle Pou planteó su postura en la cumbre presidencial de los países miembros del Mercosur. Al hacerlo dio vuelta la jugada. Hasta ahora estaba a la espera, a partir de ahora toma la iniciativa.

Si el anuncio no queda en meras palabras, Uruguay empezará a transitar un camino nuevo y de grandes expectativas. Atrás quedarán los intentos frustrados de acuerdos; frustrados no solo por las supuestas limitaciones del Mercosur sino por gobiernos anteriores que intentaron abrir el país pero fueron trancados por su propio partido.

En un país donde las restricciones fueron moderadas y se vacunó quien quiso pues no era obligatorio hacerlo, es insólito ya no solo que existan antivacunas, sino que se expresen con esa falta de respeto.

Se abren las puertas para hacer mejores acuerdos con China, ya mismo hay que insistir con el Reino Unido, habrá que mirar a los países del Pacífico, los que dan sobre la costa americana, y también sobre la asiática. Todo esto sin dejar de comerciar, claro, con los países vecinos. La idea nunca es sustituir un mercado por otro sino añadir espacios y sumar clientes a los que ya tiene Uruguay.

No ocurrirán milagros y no hay que esperarlos. Pero la posibilidad de contar con más flexibilidad para acordar tratados que permitan colocar bien nuestros productos, abre puertas inexploradas y exige también producir más y con mayor rigor. Ello proyectará al país hacia el futuro de tal manera que permitirá que los uruguayos todos tengan mejor calidad de vida. Tal vez por eso, de los tres titulares de la semana pasada, este haya sido el más importante.

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