Un acto retrógrado

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El lunes se conmemoró un nuevo 1° de mayo en nuestro país con diversas actividades, siendo la que concitó mayor atención la organizada por el Pit-Cnt en la plaza frente al Palacio Legislativo. Como es habitual, entre los múltiples signos retrógrados como cantar la internacional socialista o tener un orador representante de la dictadura cubana, también se acumularon mentiras descaradas como que hay 380.000 nuevos pobres en este gobierno y propuestas de una demagogia insensata como que se debe reducir la jornada laboral e incrementarse los salarios. Todo esto demuestra que hay algunos conceptos básicos que comparten las sociedades que progresan que en Uruguay distan de ser parte de nuestro sentido común.

Aunque sea algo que se repite cada año, no debe dejar de marcarse con particular desprecio que duele profundamente que en una actividad en nuestro país existan compatriotas que aplaudan de pie a un personaje que viene a defender la dictadura más antigua del continente. Cantando loas a un régimen criminal que carga con miles de muertos, decenas de miles de torturados y que sigue siendo al día de hoy una prisión de la que buscan escapar por todos los medios seres humanos todos los días, incluyendo la salida en balsas precarias con un riesgo enorme para sus vidas, la central sindical se enchastra con lo más inmundo que pueda concebirse. La defensa de la muerte y la tortura marca una diferencia ética respecto a la inmensa mayoría de los uruguayos para quienes la vida en democracia y en el respeto de los derechos humanos son condiciones innegociables. Que la defensa de asesinos y torturadores se realice desde un escenario con fotos de los desaparecidos en nuestra última dictadura militar termina de cerrar una imagen aberrante.

El sindicalista Martín Pereira dijo que durante la presente administración existen 380.000 pobres más, lo que es notoriamente falso, dado que la cantidad total de personas pobres en Uruguay según el último dato del INE es de 323.000.

Para imágenes lamentables también debe consignarse la captura y violencia ejercida por personal del Pit-Cnt contra una madre que se manifestaba por la muerte de su hijo en un ámbito laboral, otra constatación de la falta de credenciales de la central para hablar sobre derechos humanos. Ese es su verdadero rostro, el de la violencia y defensa de violadores de derechos humanos.

Llegando a la parte sobre la política nacional, la alienación ideológica del Pit-Cnt así como la ajenidad de la realidad consecuencia de vivir sin trabajar y de rentas forzadas extraídas al Estado o a empresas privadas, mostró su pase de facturas.

El sindicalista Martín Pereira en su diatriba contra el oficialismo no midió términos ni mentiras. Afirmó, por ejemplo, que durante la presente administración existen 380.000 pobres más, lo que es notoriamente falso, dado que la cantidad total de personas pobres en Uruguay según el último dato del INE es de 323.000. ¿Cómo se puede afirmar tan suelto de cuerpo una mentira tan flagrante si no es para construir un relato falso afín a llevar agua para el molino de la oposición? Afirmar que la cantidad de pobres nuevos en este período es mayor a la cantidad total de pobres es claramente un exceso pero, además, es la misma cantidad que le legó al país el gobierno anterior luego de 17 años de crecimiento económico. Vale decir, que hoy el Uruguay tenga el mismo nivel de pobreza que antes de la pandemia es un logro del gobierno que no ha alcanzado casi ningún país en el mundo.

Finalmente merece un comentario el absurdo discurso del presidente de la central Marcelo Abdala. Cuesta elegir cuál de sus dislates comentar, pero uno será suficiente. Planteó Abdala que debe reducirse la jornada laboral y, al mismo tiempo incrementarse los salarios. Si se pusiera en práctica la propuesta, que implicaría un incremento sideral del salario real de los trabajadores, en el mismo momento se dispararía el desempleo, porque las empresas no podrían contratar a la misma cantidad de trabajadores que hoy emplean.

Este tipo de disparates solo puede decirse por parte de alguien que desconoce la realidad del mercado de trabajo, seguramente porque tiene su renta como dirigente sindical asegurada y porque hace mucho tiempo que está desvinculado del mundo del trabajo. Para mejorar las condiciones de los trabajadores la única forma efectiva es incrementar la inversión, mejorar la productividad y allí sí se generan más puestos de trabajo y mejores salarios, todo lo demás es demagogia y mentiras.

En definitiva, el patético espectáculo desplegado en la plaza primero de mayo solo vuelve a recordarnos por qué los sindicatos tienen su popularidad por el piso según todas las encuestas y no representan al verdadero trabajador uruguayo.

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