Seguimos mal

Compartir esta noticia
SEGUIR
JUAN ORIBE STEMMER
Introduzca el texto aquí

El Informe sobre el Estado de la Educación en Uruguay 2019-2020 elaborado por el Instituto Nacional de Evaluación Educativa -INEEd- enumera algunas metas conseguidas, en mayor o menor medida, pero que no alcanzan para ocultar el mal resultado esencial del sistema educativo.

La publicación se compone de dos volúmenes que suman en total 386 páginas de sólida prosa, estadísticas y gráficas, y un resumen ejecutivo. Es el resultado del trabajo de decenas de autores, colaboradores y un coordinador. Todos ellos expertos en sus respectivas disciplinas. Esa acumulación de datos, análisis y de redacción merece ser destacado.

La lista de desafíos que se enumeran para los próximos años incluye tareas básicas, como transformación curricular integral, alinear los currículos, reducir el abandono del sistema de enseñanza, mejorar los aprendizajes, seguir las trayectorias educativas y “prevenir la exclusión en la educación”, priorizar las políticas dirigidas a la primera infancia, y avanzar en la digitalización.

En realidad, esa enumeración reconoce otras tantas falencias y omisiones.

El informe sobre el estado de la educación revela un fracaso esencial.

Las metas anuales establecidas a principios de la administración anterior fueron conseguidas, en mayor o menor medida, en el caso del acceso a la educación a los tres años (72,5%), acceso a la educación a los 16 años (93,6%) y en el caso de las metas de acceso a “establecimientos de jornada completa en educación primaria pública”, aunque, dice el Informe, esto “no supuso promover importantes cambios respecto a la situación al inicio del período”.

El problema continúa siendo la educación media.

En el caso de la educación media básica, las metas para los estudiantes entre 18 y 20 años fueron egreso 82% para el año 2019, y el resultado fue 77,5%. En el caso de la educación media superior entre jóvenes de 21 a 23 años, la meta nacional para el 2019 fue 68% y para el 2020, 75%. El resultado fue poco alentador: el egreso real fue de 42%.

En otros términos, casi el 60% de los jóvenes en el grupo de edades de 21-23 años no terminó la educación media superior. Con mucha diplomacia el Informe opina: “Continúa siendo, por tanto, un enorme desafío del sistema educativo lograr que los adolescentes que acceden a la educación obligatoria puedan culminarla”.

Estos datos corresponden al total del grupo de edades. El resultado es aún más desolador cuando se consideran los ingresos de las familias de esos jóvenes.

Para mencionar los valores extremos. Los egresos de la educación media básica entre jóvenes de 18 a 20 años fueron del 96,4% en el caso de los jóvenes de las familias en un contexto muy favorable y del 61,9% en el de las familias de un contexto muy desfavorable. En el caso de la educación media superior esos valores fueron 78,3% y 18,5% respectivamente. El informe concluye que en lo que se refiere al egreso de la educación media, nuestro país “no solo sigue siendo el país más rezagado respecto a este indicador, sino que es el que menos ha avanzado en los últimos 10 años.” Y agrega, “el nivel de avance continúa siendo extremadamente lento respecto a las metas nacionales, a las legales y a la necesidad de otorgarles a los adolescentes las credenciales educativas obligatorias, fundamentalmente a aquellos que viven en hogares con menores posibilidades económicas”.

Un fracaso.

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

premium

Te puede interesar