Las campañas sucias tiene larga historia en Uruguay. Desde la “influencia directriz”, a los niños que comían pasto, pasando por aquello de que Wilson era financiado por la Esso, el país ha visto mucha mugre en campañas. Pocos sofisticaron tanto esa práctica como la izquierda. Pero ahora, hay una cantidad de gente preocupada por si Ojeda compró “bots” para inflar la audiencia virtual de un acto, y dicen que eso es una amenaza a la democracia. ¿En serio?
Campaña sucia bipolar
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