LA CLAVE
Nada para disparar la imaginación, ni para que surjan teorías varias, que la historia de este pescador, que en vez de pescarse un dorado, enganchó otra especie dorada. Con honestidad y criterio, el pescador amateur, ya que su trabajo es la albañilería, decidió entregar a la autoridad más próxima lo que no le pertenecía, que además tenía toda la apariencia de ser el fruto de alguno de los tantos robos que se cometen en este país. Con la honradez en vías de extinción, un aplauso para Marcelo Díaz.