El presidente electo Yamandú Orsi visitó ayer a Lula da Silva, dejando en claro que la política exterior de su gobierno seguirá la línea que dicte Brasil. Orsi, que lució un extraño aparato para traducir (¡del portugués!), se desvivió en sonrisas y elogios al líder brasileño. Pero Lula tendría la cabeza en otra cosa, ya que su gobierno viene enfrentando una crisis financiera severa, y su moneda se derrumba sin freno. Señales que ponen en duda el tener al octogenario líder como ejemplo.