No es ninguna novedad. En los días previos a cada elección, el expresidente Mujica sale a todos los medios a despotricar contra todo lo que camina. Una forma de atraer atención, sacarla de alguna forma de su escuálido candidato, y lograr que la gente de un modo u otro, empatice con su refunfuñar. Pero el tiempo pasa, y las recetas se agotan. Los uruguayos, si bien guardan un cariño venerable por el veterano político, hace tiempo que no compran sus recetas políticas.