La liberación de rehenes israelíes, en manos de terroristas palestinos desde hace más de un año, permitió ver claramente lo que hay de un lado y de otro de ese conflicto. En Israel, familia y amigos esperaron lagrimeantes a las tres mujeres secuestradas de forma salvaje. Del otro, cientos de fanáticos religiosos, festejaban como una victoria deportiva, un hecho al que fueron forzados por una guerra que destruyó todo lo que tenían. Nunca fue tan fácil saber de qué lado estar.