MI OPINIÓN
Las órdenes de equipo han estado siempre presentes en las competencias de automovilismo; debo confesar que no soy muy fanático de esta política, sobre todo cuando se le pide a uno de los pilotos que deje pasar a su compañero, sea cual fueren las circunstancias.
Pero en realidad son necesarias, ya que existe algo que se denomina “racing team” o equipo de carreras, y un piloto debe tener claro su compromiso con el mismo.
Desde 1958 se crearon dos campeonatos, el de “Constructores” y el de “Pilotos”, y eso indudablemente provoca un conflicto entre las ambiciones y los objetivos. La principal aspiración de un piloto es maximizar su carrera deportiva, pero hay situaciones en donde el equipo le da la orden de sacrificar su propósito, por un bien mayor para el equipo. Esto ha sido siempre así, y la explicación radica en que los ingresos están definitivamente ligados al campeonato de “Constructores” y no al de “Pilotos”. Para los equipos, un piloto es considerado como un empleado.
¡Cuántas historias para rememorar!
Entre ellas, las de Mika Salo o Rubens Barrichello dejando ganar a Michael Schumacher?
¿Se acuerdan del cartel JONES-REUT?