MI OPINIÓN

Las carreras de autos han sido pioneras en trasladar la tecnología de las pistas hacia los automóviles de calle; una de éstas es probar materiales y técnicas para reducir el peso de la carrocería. La fibra de carbono ha cumplido un rol destacado en la Fórmula Uno, así como en otras categorías mundiales, pero ¿por qué no se utiliza en los autos de calle? La explicación se remite a los altos costos involucrados. A pesar de que puede ofrecer una mejora del 50% en el peso, si la comparamos con otros materiales como el acero o aluminio, la materia prima y la complejidad de su proceso de elaboración, no facilitan la fabricación de piezas de fibra de carbono a alta escala, destinada a los coches convencionales.

Un auto de Fórmula Uno, debe procurar un peso muy bajo para acceder a su principal objetivo: la “Pole Position”. En cambio, los usuarios de autos de calle valoran otras cualidades de su unidad: no sólo que sea ágil, sino también silenciosa, segura, eficiente y confortable.

Lo que sí puede transferir la Fórmula Uno a los automóviles callejeros, es su experiencia en sistemas integrados, particularmente la integración de la batería a la estructura del coche.