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Emiliano Serres, el jugador hincha: "Cuando era niño soñaba con jugar en Peñarol aunque no tenía básquetbol"

El ala-pivot aurinegro habló sobre el día a día en el equipo de sus amores, de la jerarquía del plantel y de la rotación larga como una de sus principales fortalezas.

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Emiliano Serres en el Palacio Peñarol
Emiliano Serres en el Palacio Peñarol.
Foto: Juan Manuel Ramos

Peñarol barrió 3-0 a Trouville en la primera ronda de los playoffs y ahora enfrentará Defensor Sporting en semifinales para seguir por el objetivo institucional que se planteó incluso antes de arrancar la temporada: salir campeón de la Liga Uruguaya de Básquetbol.

Para eso armó un plantel lleno de figuras, entre ellas uno de los uruguayos más altos del medio, que partido a partido aprende el arte de fajarse con los enormes pivots extranjeros para ganar su lugar sobre la pintura: Emiliano Serres. Es el único que jugó los 40 partidos del equipo en la temporada entre 35 por LUB y cinco más por Liga Sudamericana.

“Descalzo mido 2,04. Con Juani Ducasse (Hebraica) seguramente seamos los más altos de la Liga. A los 17 años ya medía más de dos metros, aunque mi viejo siempre quiso que jugara de base, por eso siempre tuve buen dominio de balón”, dijo en entrevista con Ovación. Al final, con 26 años juega de ala-pivot, pero su padre (Juan Carlos Serres, exjugador de Peñarol, Malvín, entre otros equipos) no estuvo tan errado, porque fue justamente ese combo de prominencia física más talento que lo hicieron debutar muy joven en el primer equipo de Malvín, y años más tarde emigrar al extranjero para jugar en Obras Sanitarias (Argentina).

Emiliano Serres en Obras Sanitarias (Argentina)
Emiliano Serres en Obras Sanitarias (Argentina).

“Me costó un poco la adaptación porque allá se juega a otro ritmo más intenso, se corre mucho más. Pero me adapté y crecí muchísimo como jugador. En Argentina los pivot son en general argentinos grandes y no había tanta diferencia, acá en Uruguay la mayoría son extranjeros, muy buenos y con mucha experiencia, y pesadísimos. Es otro tipo de basket y estoy aprendiendo eso porque ahora también es mi rol”.

La aventura porteña, aseguró: “Fue una experiencia hermosa y me ayudó a crecer mucho dentro de la cancha y también profesionalmente”. Y duró cuatro temporadas, hasta que lo llamaron desde el equipo de sus amores.

La llegada a Peñarol

“Por un lado tenía muchas ganas de volver a Uruguay y estar con mis amigos y mi familia cerca, pero por otro lo dudé. Como que a uno le cuesta tomar la decisión de volver, por ahí me ilusionaba seguir jugando en el exterior. Pero a la vez pensé: ‘Es lo que quiero, no sé por qué lo estoy dudando’. Me sedujo el proyecto, la calidad de jugadores que estaban llegando, y sobre todo que fuera Peñarol. Yo siempre quise jugar acá, desde niño. Peñarol no tenía básquetbol y yo igual les decía a mis padres que algún día iba a jugar en Peñarol. Soy hincha desde siempre, lo sigo siempre y dos por tres lo voy a ver, normalmente cuando nos juntamos los del plantel del basket. Hay un sentido de pertenencia bárbaro del equipo con el mundo Peñarol”, confesó el 10 aurinegro.

Emiliano Serres con Peñarol en el clásico contra Nacional en el Polideportivo del GPC
Emiliano Serres con Peñarol en el clásico contra Nacional en el Polideportivo del GPC.
Foto: Juan Manuel Ramos

Y siguió en la misma línea: “Para mí es un sueño cumplido, una locura. Por momentos me pongo a pensar y da hasta nervios porque es una carga grande. Pero trato de disfrutar del día a día, de la gente, del ambiente en el Palacio, de la hinchada que es tremenda, jugamos de local todos los partidos, van a todos lados y cantan todo el partido. Ojalá que podamos salir campeones y darle una alegría a nuestra gente que se lo merece”.

Sentimientos un poco de lado, también se refirió al nivel del plantel, y de sus sociedad con Jayson Granger: “Es un jugador totalmente desnivelante. Aunque por momentos se pueda sentir incómodo, ya el tercer juego contra Trouville fue él. No solo juega él, sino que nos hace jugar bien a todos. Es un animal, el alma del equipo, está siempre positivo, entregándose al 100%, entrenando de la misma forma, es nuestro líder”.

Y como la principal fortaleza, se decantó por la calidad de la rotación: “Los que entran dan mucha intensidad y un montón de alternativas más al juego. A veces no encontramos los caminos y aparecen ellos para ofrecer cosas diferentes”.

"El seis, siete u ocho, que son Salva (Zanotta), Nacho (Xavier) y Joaco (Osimani), son jugadores con calidad de titulares, juegan en cualquier equipo de la liga. Además de Joaco Rodríguez, nuestro sub23 que tiene un talento bárbaro. Ellos nos dan un plus, el equipo no siente los cambios sino que al revés, mejora porque gana en intensidad y alternativas, y sobre todo en los playoffs es importante porque una rotación larga hace que no baje el nivel de juego", agregó.

Por ese motivo, también cree que a Peñarol se lo mide con una vara más alta que al resto: “La calidad del plantel es indiscutible y a veces nos quedamos, porque nos confiamos o por falta de concentración. Es algo a corregir y lo sabemos, porque en los playoffs no hay margen de error. Pero también creo que se nos exige más porque es Peñarol y acá siempre hay que ganar”.

En semis los espera Defensor Sporting: “Un equipo durísimo con muy buen juego perimetral que ya nos supo incomodar. demás de (Malik) Curry sus internos son muy buenos tiradores, así que vamos a tener que cuidarnos de eso. Pero sabemos que si hacemos bien nuestro juego somos casi imparables, le podemos ganar a cualquiera”.

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