ENTREVISTA
El actor estadounidense grabó escenas para Netflix en Mallorca, ciudad del equipo Joventut Llucmajor, último elenco al que perteneció el jugador charrúa previo a darse una pausa con el deporte.
Una película llamada Garra (Hustle) no podía ser una buena película si un uruguayo no participaba de ella. Por eso, Gonzalo Díaz, un basquetbolista de 24 años que decidió tomarse un tiempo fuera de las canchas, participó del rodaje dirigido por nada más y nada menos que el actor, director, productor y guionista Adam Sandler.
En agosto de 2021 el cómico estadounidense grabó una serie de escenas que se llevaron a cabo en Mallorca, ciudad a la Gonzalo se mudó al fichar con el equipo Joventut Llucmajor (Liga EBA de España).
Nunca había actuado en ningún corto o película, ni se había relacionado con el arte escénico, pero tuvo que desarrollar un papel que sabía hacer muy bien: jugar al básquetbol.
Su entrenador le mandó un email buscando aspirantes para realizar el casting (jugar al básquetbol y sacarse fotos) y el uruguayo se animó. Fue seleccionado y en cuestión de días estaba siendo dirigido por uno de sus ídolos de la infancia en un filme donde Sandler hace el papel de reclutador de la NBA.
En total fueron tres días de rodaje, pero previo a grabar hicieron un ensayo. Allí fue cuando Gonzalo tuvo enfrente a Sandler. “Juro que la primera vez que lo vi no lloré de asco”, expresa Gonzalo, y agrega: “Fue increíble. Tenía tremenda emoción. Lo primero que le dije fue: ‘Soy de Urugay, ¿podemos sacarnos una foto?’. Ahí me dijo; ‘no, no puedo por el covid, hay mucha gente. Luego nos sacamos’”, recuerda de su primer mano a mano con el actor. Luego se tomaron varias postales. Cabe recordar que en este momento Europa atravesaba un momento crítico tras la pandemia y todos los integrantes del audiovisual debían cumplir con numerosos protocolos.
“Todo lo que había que hacer fue guionado, la caída era la misma y desde dónde tirábamos los dobles también”, explica Díaz, quien tuvo que repetir la caída varias veces a gusto del director.
“Sandler no podía creer que era de Uruguay. Cuando le dije que estaba ahí me dijo enseguida ‘qué hacés acá si tu familia está allá’”, recuerda Gonzalo que agradeció haber estudiado inglés toda su vida, lo que le permitió comunicarse con su ídolo.
“Cuando la escena estaba aburrida ponía música en un parlante, tiraba al aro, interactuaba con la gente. Ahí pude charlar con él y es un fenómeno, así como se ve en las películas que hace”, asegura Gonzalo, que compartió rodaje con el protagonista y jugador NBA, el español Juancho Hernangómez.
Gonzalo priorizó su salud mental
Se inició en Malvín cuando tenía 10 años. Pasó por las formativas hasta llegar a Primera. Participó de las selecciones juveniles, fue a dos Sudamericanos y un Premundial y también estuvo citado a la selección mayor con 18 años. Estuvo a préstamo para jugar el Metro con Tabaré y su última temporada en Uruguay la disputó con Verdirrojo.
“Sentí que el básquetbol me estaba quintando más de lo que me daba por como era yo y no me estaba yendo muy bien y dejé”, explica Gonzalo que no atravesó su auto exigencia y algunas lesiones como le hubiese gustado y por eso tomó la decisión de hacerse a un lado. Antes de alejarse quiso probar suerte en España, fue sin equipo y se sumó a Llumajor. Pero la sensación fue la misma y tras regresar a Uruguay para el casamiento de su hermana y el nacimiento de sobrino ayudaron a tomar la decisión. "Me volví igual, porque tenía que seguir jugando en España, pero estando allá empecé a extrañar y quería estar con mi gente. No estaba bien de cabeza y no quería jugar más. No me arrepiento para nada", asegura Gonzalo.
Retornó al país a finales de marzo y volvió a estudiar Educación Física, una carrera que había dejado a medias antes de irse y que es la tercera tras comenzar Contador Público y Negocios Internacionales.
Es un hasta pronto
No descarta volver a Mallorca porque allí dejó muchos amigos que visitar. En cuanto al básquetbol, no sabe si la pausa va a ser para siempre, pero si vuelve quiere hacerlo de otra forma.
"Quiero tomármelo de una manera más tranquila, sin tanta autoexigencia. Me ponía mucha presión y tuve lesiones repetitivas que no sabía manejar muy bien. En lugar de disfrutarlo sufría. Así que decidí alejarme y ahora estoy mucho más tranquilo", confesó.