Miguel Barriola, basquetbolista con actualidad en Orange de Ecuador, habló de las finales que está disputando y de su salida de Nacional. También contó los aprendizajes que incorporó y reflexionó sobre la salud mental.
- ¿Cómo fue el proceso previo a tomar la decisión de ir a jugar a la liga ecuatoriana?
- Yo había terminado con Nacional y tenía la expectativa de renovar y seguir en el club. Por lo que había hablado con los directivos la idea era seguir, pero por distintas circunstancias, por temas de preferencias del director deportivo, no pude renovar. Entonces la opción era quizá agarrar un equipo de Liga Uruguaya con no tantas aspiraciones y pelearla o la posibilidad de salir al exterior. Me llamaron un viernes para comentarme la posibilidad y el lunes ya estaba viajando.
- ¿Con qué equipo te encontraste al arribar a Orange, con quien estás jugando las finales de la Liga Básquet Pro?
- Llegué y me encontré con un equipo muy joven, con gran talento. Tiene muchos jugadores de la selección de Ecuador y también está Juan Cantero, un base argentino que ha jugado a gran nivel en toda su carrera y yo lo conocía, entonces pegamos tremenda relación. Era un equipo que estaba de mitad de tabla para abajo, estaba por entrar en playoffs y que quería renovar la plantilla de extranjeros De a poco nos fuimos ensamblando, los extranjeros somos cinco y el desafío era darle un poco de tranquilidad al juego, saber por dónde atacar en cada momento y creo que lo hemos logrado. Entramos séptimos a playoffs y hoy estamos jugando las finales (ante Leones). Dejamos por el camino a equipos con mucha inversión y con extranjeros muy buenos.
- “Hermoso todo, viejos valores” expresaste en redes sociales por determinadas prácticas de Leones, el rival, para no dejarlos descansar. ¿Qué sucedió?
- En Uruguay ya están un poco dejadas (esas prácticas), pero bueno, acá vivirla, que te vayas a dormir la siesta y haya una banda en la puerta del hotel tocando en toda la tarde… En la noche hubo fuegos artificiales y ellos pudieron hacer todo lo que nos sacara de ambiente. Al día siguiente de ganar el primer partido no nos prestaron la cancha. Y al otro día, cuando nos permitieron ir, habían sacado los aros, llegamos a una cancha que estaba vacía, y por allá atrás estaban escondidos. Nos encontramos con que cuando íbamos a empezar a entrenar justo llegaron ellos que decían que tenían el horario ese y que nosotros teníamos más tarde. Son detalles que te van sacando, que uno que en algún momento la vivió se lo toma con un poco de humor. Pero bueno, los directivos acá se lo toman muy a pecho, empiezan a hacer denuncias a la federación y son temas que la verdad son parte del folklore. Nacional y Peñarol en algún momento de la vieja Copa libertadores se hacían algunas cosas parecidas y creo que acá todavía hay un poco de eso.
- A unos meses del choque con Frank Hassell que derivó en su lesión y con toda la polémica que eso generó, ¿qué aprendiste de esa experiencia para poder transmitírselo a tus compañeros?
- Tenemos un plantel muy joven que a veces reacciona ante cualquier provocación. Uno ya la vivió, le ha tocado ser un poco el loquito también, entonces aprende que de eso no sacás nada positivo, que solamente podés perjudicarte a vos, al equipo y a todos. Lo que tratamos es de sacarlos un poco a los norteamericanos que no entienden mucho el idioma y solamente ven que los agreden. Buscamos explicarles que las cosas pueden ser así, que la gente tiene mucha pasión. No fue fácil para Leones perder el primer partido con nosotros y venían con muchas ganas de revancha.
- ¿Cómo quedó tu relación con Hassell tras aquel episodio?
- Desde el episodio con Hassell mantengo una buena relación, siempre nos comunicamos por Instagram. Él está jugando ahora en México, le sigo los pasos, lo está haciendo de gran manera y sano por suerte. Así que fue un episodio de poca fortuna y me alegro que él ya esté de vuelta en las canchas jugando y peleando de nuevo.
¿Creés que se te criticó de más por aquel hecho o había motivos para que lo hicieran?
- Hay un poco de las dos cosas, creo que es el famoso ‘hazte fama y échate a dormir‘. Yo siempre fui un jugador que jugué al límite de las posibilidades, al medio foul y bueno, muchas veces me tocó que me cobraran antideportiva, técnica y cosas que uno a medida que va creciendo y madurando en el juego sabe que exponerse en esas situaciones a la larga le termina jugando en contra. Sin duda que en estas finales con Nacional el foco estuvo más en la lesión que tuvo Hassell por desgracia en la acción conmigo que en lo que fue el juego de básquetbol. No se analizó mucho lo que demostraban los dos equipos y por qué nosotros con Nacional habíamos llegado a esta instancia jugando buen básquetbol y ante un Hebraica que se había mantenido todo el año como favorito.
- ¿Qué análisis hacés de las finales con Nacional ante Hebraica? ¿Crees que influyó en tu renovación o no la polémica en torno al caso de Hassell?
- Éramos dos equipos, ganó el que mejor estaba y encontró sus piezas en ese momento. Nosotros dejamos todo en la cancha con los extranjeros incluidos y un plantel que fue de menos a más. El rival juega y la cosa es así, pero en lo personal creo que quizá hubo alguna campaña media en contra que me jugó para la renovación en Nacional o quizá seguir en la Liga Uruguaya. Pero uno es autocrítico, sé que me expuse y hay que aceptar las cosas como son. Estoy aprendiendo en el camino. Hoy por suerte pude seguir jugando y por más que no esté en Nacional las puertas están abiertas en otro lado y tengo la convicción de que voy a volver a jugar en la Liga.
- ¿A pesar de que Orange no era favorito cuando arrancó la Liga, lograron triunfos importantes como la remontada en la serie de cuartos ante Barcelona, ¿cuál fue la clave?
- Creo que nosotros pudimos lograr que todos los compañeros se sintieran importantes en algún punto y los jóvenes aportaron. En el primer cruce nos llevó a Barcelona y veníamos con una expectativa buena porque nos sentíamos bien, pero perdimos los dos primeros partidos. Y después vinimos de local, ganamos y tuvimos que ir a definir a Guayaquil, otra sede basquetbolera con mucha gente. El equipo se brindó al máximo, ganamos teniendo a todos en un gran nivel. Después de ese partido tuve un problemita de salud. Nunca me había pasado en mi vida tener un problema gástrico que me afectó muchísimo. Estuve a punto hacerme una cirugía que mismo yo cancelé y estuvo bastante complicado el tema.
- ¿Cómo se comportó el club contigo en ese momento adverso?
- Los directivos y el cuerpo técnico decidieron darme reposo un par de partidos justo en playoffs, que eso no es fácil para ningún extranjero. La mayoría de las veces te cortan y traen a otro, pero ellos confiaron en que yo estaba haciendo la rehabilitación rápida y quería estar con el equipo. De a poco me fui insertando en las semifinales. Me acuerdo que ante Guerreros fue uno de los primeros partidos que yo aparecí, estuve solo cinco minutos en cancha, tuve un par de pelotas y pude ayudar al equipo.
- ¿A qué se debió ese problema de salud?
- Dentro de las cosas que se hacen muy bien acá estamos muy bien cuidados a nivel de alimentación y estaba comiendo lo mismo que el resto de los extranjeros; por ahí no venía el asunto. Pero sí había pasado unos problemas personales, un poco de stress y algunas situaciones familiares que me tenían un poco nervioso y uno estando acá no podía resolverlas. Hablando con el doctor y los especialistas indicaron que seguramente podría venir por tema de acumulación de cosas al estar solo acá, en otro país, sin los amigos ni la familia para poder charlarlo y solucionar algunos temas de índole mental. Es muy complicado liberarse de los problemas, de la presión y pasar a otra cosa, entonces uno acumula y el cuerpo manda señales. De alguna manera te hace sentir que vos lo estás bombardeando y lamentablemente hasta ahora en casi 18 años de carrera nunca me había pasado de sufrir esto.
- ¿De qué manera superaste ese momento de adversidad a nivel de salud?
- Estuve en comunicación constante con mi familia, con mis amigos y eso traía un poco de tranquilidad pensando que la salud es lo primero. El equipo me bancó, me llevaron a todas las clínicas y a los especialistas que había que ver; en eso estoy totalmente agradecido con ellos. Empezamos un tratamiento (gástrico) que era complicado porque eran muchas pastillas y cuidado permanente, no me podía mover mucho de mi apartamento.
- ¿Qué importancia le adjudicás al cuidado de la salud mental en el deporte y en la vida?
- Le quiero agradecer a Andrés Buschiazzo que es mi psicólogo con el que me vengo trabajando ya hace un tiempo. Como todo, el físico es importantísimo, pero la cabeza mucho más. Hoy se habla mucho de salud mental y de la prevención de catástrofes; está bueno hablar del tema, visibilizarlo y saber que los deportistas no somos robots, que sentimos, que las cosas que nos pasan nos afectan en el día a día. Es un tema que está sobre la mesa y hay que prevenir. Siempre hablando a las cosas se le encuentra solución. No hay fin del mundo para los problemas que puedan surgir y cuento con una familia muy unida, muy fuerte y un grupo de amigos que siempre está ahí bancándome; les quiero agradecer a ellos.
- Tu gran desempeño en Orange ha captado la atención. ¿Te han llegado ofertas para empezar a pensar a partir de diciembre?
Tuve una chance de irme a Islandia hace poquito y por un tema de quedarme cerca de Miguelito (su hijo) la rechacé. Ahora estamos evaluando ofertas de Asia, de la Liga de Indonesia, que está creciendo bastante, año a año van agregando extranjeros y quizá como una nueva experiencia más larga en el tiempo, de unos siete meses, aparece en el horizonte a partir de diciembre como una posibilidad. Estamos trabajando en ella para dar un paso un poco más lejano con todo lo que eso implica.