Nacional atraviesa un comienzo de temporada inmejorable: termina el 2024 como líder invicto de la Liga Uruguaya de Básquetbol con nueve victorias en nueve fechas, habiéndole ganado el clásico a Peñarol en su Polideportivo y con un título continental con semblante histórico en el bolsillo que encima aumenta su invicto a 15 partidos en una temporada en la que no ha perdido.
Tiene un cuerpo técnico liderado por Álvaro Ponce y consolidado por el buen trabajo hecho en las últimas dos campañas, y un plantel bien configurado entre talentos nacionales y extranjeros que ilusiona a los hinchas, liderado por un pibe de la casa: Patricio Prieto, con apenas 22 años dueño de un currículum cargado de triunfos e historias que contar.
De familia bolsilluda, su vínculo con Nacional empezó de niño y jugando al fútbol, deporte del que se alejó por el ambiente hostil que lo rodeaba: “Jugué en Nacional y después en Rincón de Carrasco hasta los 11 años. A mis padres no les gustaba ni a mi me motivaba, me veían desinteresado. Los padres exigían mucho a los chiquilines y se generaba un ambiente muy competitivo. Con el tiempo arranqué a jugar al básquet”, recordó en entrevista con Ovación.
Lo consideraba un hobby, hasta que cuando tenía 15 años un entrenador le dijo que tenía condiciones para llegar: “Fue Sergio Mancebo, que después fue asistente de Gonzalo Fernández en primera. Yo a esa edad di un salto físico importante, destacaba por mi destreza, y él me dijo que podía llegar. Y ahí fue confiar y creérmelo”.
Prieto es de los que creen que el talento se suple con trabajo duro. Con sus 1,85 metros de estatura, tiene claro que su fuerte es correr la cancha y defender con intensidad, y que el resto se trabaja: “Lo mío era puro energía, y la he tenido que traducir a técnica, defensiva y ofensiva. Al principio defendía siempre con falta, era puro manotazo, rústico. Lo mismo que el tiro, es lo primero que hay que entrenar porque un tiro siempre te va a quedar y hay que meterlo”.
Señaló que por entrenamiento tira a embocar 10 veces por posición en cada aro, lo que generalmente suponen entre fallos y rachas que se cortan, más de 200 tiros por práctica, 300 en un mal día.
“Es parte del sacrificio gracias al que hoy estoy donde estoy”, admitió. Debutó en la primera de Nacional con 18 años, jugó BCLA, fue citado a la selección uruguaya, fue campeón del Metro 2022 con Cordón y 2023 con Urunday Universitario, y hoy es el capitán de este Nacional invicto y campeón sudamericano.
“Yo digo que soy un ‘capitán democrático’. Trato de liderar con el ejemplo, intento pero no soy de dar arengas ni es que se haga lo que yo digo, todos tienen el espacio para hacerse escuchar, lo mío es transmitir mentalidad positiva para mantener al grupo unido e intentar que las cosas no nos afecten. En algún momento vamos a perder, el invicto se va a terminar, pero los problemas pasan. Estamos en un lugar de privilegio y hay que aprovecharlo”.
Esa mentalidad positiva no se limita al básquetbol sino que es parte de su esencia, que le ayudo a atravesar uno de los momentos más complejos que le ha tocado: cuando le diagnosticaron cáncer de testículo.
“Fue durante los playoffs 2024 contra Aguada. Sentí una molestia y el médico del equipo me mandó al urólogo, que me confirmó que tenía un tumor. A todos nos asusta el cáncer porque te imaginas la quimioterapia, sufrimiento. Pero me lo tomé con tranquilidad por mi familia. Por suerte por medio del médico de Nacional me hicieron los estudios y operación enseguida, y salió todo perfecto. Me tocó, no fue mi culpa, no me iba a rendir. Lo enfrenté con la actitud con la que encaro los problemas de la vida, y eso les dio calma a los que me rodean”, aseguró.
Respecto lo que se viene en la temporada, dijo que "el equipo desde el día uno no se planteó salir campeón", sino que "ir día a día, partido a partido".
"Cada partido es una final para nosotros. Ahora queremos mantener el invicto y tratar de llegar al récord (de 15 partidos consecutivos, que alcanzó Trouville en 2012). No decimos que vamos por el título porque eso es algo que se va dando, queda mucho y los equipos cambian. Hoy Peñarol ya no es el mismo al que le ganamos en noviembre, ni Biguá o Aguada. La temporada es muy cambiante, pero estamos tranquilos porque confiamos en el equipo y el cuerpo técnico, que trabaja muy bien desde hace tiempo. Vamos paso a paso, por pequeños objetivos", concluyó.
La próxima cita de Nacional es el próximo viernes 3 de enero (20:15 horas) frente a Biguá en el Polideportivo por la fecha 11.
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