Redacción El País
Santiago "Pepo" Vidal, tras coronarse campeón de la Liga Uruguay de Básquetbol, explicó por qué no denunció a Jayson Granger al acusarlo de decirle insultos racistas. "La decisión la tomé yo", explicó.
En la segunda final por la Liga Uruguaya de Básquetbol entre Peñarol y Aguada, Granger llevó a cabo unos gestos amenazantes contra el Pepo. Esto derivó que el Fiscal de Flagrancia de 9° Turno, Fernando Romano, los citara a declarar a ambos jugadores.
Vidal acudió a la Fiscalía en calidad de testigo y, por ende, no precisaba de un abogado. Sin embargo, desde Aguada le acercaron uno para poder asesorarlo. "Te hacen sugerencias y te dicen que si denuncias pasa esto y lo otro. La verdad es que no tuve mucho tiempo todo fue demasiado rápido y la decisión de no denunciarlo la tomé yo", explicó el Pepo en dialogo con #Minuto1 (Carve Deportiva).
El experimentado jugador de 35 años indicó que todo esto fue muy duro para su mujer e hijo, quien "pasó el fin de semana mal" a raíz del gesto de Granger por la segunda final.
A su vez, señaló que con un pedido de disculpas de Granger, tras haberlo acusado de propinarle insultos racistas, todo "quedaba laudado". "Entre lo de mi hijo y los comunicados (de Granger) el error fue mío de no denunciarlo", añadió.
Vidal evidenció que no salió a hablar públicamente ni bien se dio este hecho porque él sentía "que la cosa se aclaraba sola". "No engañas a la gente tanto tiempo", insistió.
"La gente que te rodea sabe de lo que estás hecho y yo estaba convencido que no tenía que salir a hablar", puntualizó el exjugador de Biguá.
"Yo transité el dolor. Pasé unos días sin comer, sin dormir y bajé de peso. No estoy acostumbrado a estar en la tapa de los diarios y en los informativos", expresó el Pepo.
Durante estos días que se disputaron las finales, tuvo varios mensajes que lo emocionaron al recordarlo. "Recibí varios mensajes y que me dieron cuenta de que era por acá y uno de ellos fue el del Gordo Verde", en ese momento el Pepo se detuvo de la emoción.
Otro de los gestos que recibió fue por parte de una señora que se encontró en la calle: "Me abrazó y me transmitió cómo si yo fuera su hijo".
También recordó una singularidad que vivió con una hincha de Aguada en la cuarta final que se jugó en el gimnasio de Avenida San Martín. "Una señora me empezó a santiguar y me dijo: estás bajo la protección del señor. La siguiente final fue en el Antel Arena, salimos campeones, fuimos a festejar a la sede, bajé del balcón y me tocaron la espalda, era esa señora. Me dijo que estaba 'protegido', cerró.
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