SELECCIÓN

No hay bayoneta que detenga su salto al área. No hay ninguna cancha que sea maldita y que lo atemorice pisar su césped. Heredó una cinta de capitán de una leyenda y se le pegó a la piel. Diego Godín, el líder de la rebelión charrúa en momentos históricos, el “Faraón” supremo del ejército futbolero celeste, el poderoso cabeceador de alegrías inolvidables cumplió 15 años como jugador de la Selección uruguaya.

Desde aquel lejano 26 de octubre de 2005, cuando a la Selección la dirigía Jorge Fosatti, hasta este presente han pasado 137 partidos, 11.930 minutos jugados, 59 cotejos como capitán y, especialmente, emociones sin par.

Su amor por la camiseta y su poderoso mensaje construyeron una inmensa admiración entre sus compañeros y un profundo respeto en los rivales. Godín es símbolo de grandeza profesional y humana, baluarte de partidos calientes y referente puro para las futuras generaciones.

Por ejemplo, Diego Lugano al hablar de Godín lo colocó en un lugar muy grande de la historia uruguaya. “Ha demostrado en 15 años de Selección que es de los jugadores más importantes de la historia del fútbol uruguayo”. Para la “Tota”, es “después de Obdulio Varela” el capitán “más importante y más representativo en todos los aspectos que ha tenido Uruguay. Desde joven fue un tipo muy centrado, muy calmo para absorver y para transmitir cosas, con un nivel deportivo superlativo que lo pone como uno de los mejores uruguayos que ha pisado Europa. Es de los mejores jugadores que ha vestido la Celeste y, seguramente, en la posición de zaguero si no es el mejor de lo mejor que Uruguay ha tenido en las últimas décadas por el nivel que ha mantenido en partidos y en torneos importantes. Un hincha a muerte de la Selección y comprometido a muerte adentro de la cancha y también afuera”.

Un efusivo Luis Suárez subrayó que de Godín “solamente se pueden decir maravillas. Todo el mundo sabe la clase de jugador que es, pero como compañero y ser humano es más grande. Siempre fue muy maduro, desde joven, y con una capacidad de liderazgo increíble. Hemos generado un vínculo muy grande, que con el paso de los años se afianza más por la forma de ser que tenemos los dos. Nos hemos enfrentado mucho en nuestros clubes, nunca dejamos de pelear por lo nuestro, pero en la Selección demostramos nuestra amistad. Diego es muy querido por su carisma y su forma de ser. Ha dejado una huella muy linda en la Selección y tenerlo como capitán es un ejemplo a seguir para los jóvenes”.

Diego Forlán, en tanto, no dudó en remarcar que Godín es “¡un gran capitán! Después de la ‘Tota’ (Lugano), Diego agarró la posta de manera muy natural. Es un profesional excepcional, gran ejemplo de los más jovenes y, fundamentalmente, un gran tipo. Es muy buena gente”.

Para Sebastián Abreu el éxito y la permanencia del “Faraón” se debe a “su perseverancia y adhesión a la causa”. El “Loco” también ponderó que además de su capacidad futbolística supo escuchar: “aprendió de los mejores. De los mejores futbolistas y de los mejores entrenadores”.

El profesor José Herrera no ocultó el orgullo que siente al estar al frente de un grupo con jugadores como Godín. “La selección tiene la identidad y perfil del carácter de Godín y con eso estoy diciendo la enorme influencia que ha tenido Diego en estos años en la Selección. Hoy es un referente para los jugadores que se integran a la Selección. Es un orgullo compartir todos estos años con Diego”.

El entrenador alterno de la Celeste, Celso Otero, ponderó la grandeza que alcanzó Godín al describir que “fue colaborando y siendo parte de un grupo de futbolistas que tomaron una premisa: adhesión, compromiso y nunca renunciar a intentar ser competitivos. Diego se fue consolidando a través de las acciones y de las consideraciones que van surgiendo como gestión de un grupo, aportando cosas importantes dentro y fuera de la cancha y con una dirección filosófica de cara a lo que significa ser representante de una Selección Nacional. Diego pasó por situaciones adversas y ha demostrado tener una capacidad de sobrellevar cada una de esas instancias que se plantean problemáticas y ha conformado en su estilo de participación un liderazgo dentro del grupo que se mantiene como continuidad del que había ofrecido Diego Lugano”.

Rodolfo Rodríguez, quien supo ser capitán de la Uruguay, resaltó que el mérito de Godín es inmenso. “Ya jugar por Uruguay, vestir la Celeste con la historia que tiene es un orgullo, pero el hecho de ser capitán durante tanto tiempo es todavía más selecto. Tuve la suerte de ser durante siete años capitán y es una responsabilidad muy grande tanto dentro como fuera de la cancha y a veces es más trascendente saberlo ser en el día a día, en el vestuario. Diego está cumpliendo con todo lo que se requiere para ser capitán de la Celeste y realmente lo felicito porque está dejando un gran legado”.